La Real Academia de las Letras define “taller” como:

Taller

Del fr. atelier.

1. m. Lugar en que se trabaja una obra de manos.

2. m. Escuela o seminario de ciencias o de artes.

3. m. Conjunto de colaboradores de un maestro.

4. m. Vinagreras para el servicio de la mesa.

Comencemos entonces por la primera definición:

 

1. m. Lugar en que se trabaja una obra de manos

Los talleres son lugares donde mancharse narrativamente, donde pringarse y sentir que después de ellos necesitamos una buena ducha, porque vamos a trabajar con elementos que tienen que resonar por todo el cuerpo.

Es un lugar donde se aprende a contar, sin lucimientos personales, a contar se aprende contando.

Partimos de la base de que para ser narrador  hay que ser  honesto, verdadero con lo que uno es, aunque estemos en constante cambio o evolución.

El taller es un espacio de  experimentación, por lo tanto un espacio donde arriesgarse, ponerse en juego, equivocarse y permitirnos hacer las cosas mal, lo único que está en juego es nuestro aprendizaje que en el caso de la experimentación es el descubrimiento de la voz propia. 

 

2. m. Escuela o seminario de ciencias o de artes

El taller es una zona de unión de artistas (con mas o menos experiencia) dónde se comparten esos miedos, ese ponerse en juego.

El taller es un espacio de comunicación dónde se escucha. 

Ese compartir hace que la experiencia de aprendizaje sea mucho más rica, relativizamos y reconocemos nuestros miedos al ver los miedos de otro.

Por lo tanto es un lugar dónde compartir lo que somos en el sentido más amplio de la palabra.

 

3. m. Conjunto de colaboradores de un maestro

Todo taller tiene que tener un maestro, entendiendo esta figura, cómo alguien (o algunos) que orientan el aprendizaje.

Este es un facilitador de herramientas que provoquen y faciliten la búsqueda de la voz propia.

La figura del maestro, en el caso de la narración oral, es un escuchador además de narrador, por lo tanto es muy subjetivo, no hay cánones establecidos. Es mucha la responsabilidad del maestro, pues este influye en los caminos que toman sus alumnos. Y sólo influye, no dirige (aunque a veces parezca lo contrario).

El maestro tiene que ser un facilitador para contar en público, fuera del taller.

Entendemos como el maestro a la persona que es capaz de orientar la búsqueda, por lo tanto cualquier colaborador puede ser maestro en determinados momentos.

 

4. m. Vinagreras para el servicio de la mesa

Los talleres, como el buen vinagre, son el mejor aderezo de una buena sesión de cuentos.

Tiene propiedades antisépticas y desinfectantes y sobre todo cambian el Ph.

 

Nieves y Daniel, de Borrón y Cuento Nuevo