En 1992 se celebró el primer Maratón de Cuentos de Guadalajara, un evento que ha sido y es determinante para comprender el resurgimiento de nuestro oficio en estas últimas décadas. Varias circunstancias tuvieron que suceder para que esta fiesta de la palabra naciera y se consolidara. 

Del origen del Maratón de Cuentos de Guadalajara

En primer lugar, y mucho antes de que la idea del Maratón de Cuentos se hiciera carne (o palabra), hemos de hablar del nacimiento del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara (SLIJGu a partir de ahora), un seminario en el que maestros, maestras y bibliotecarias se empeñaron desde principios de los años ochenta del pasado siglo en difundir la buena nueva de la Literatura Infantil y Juvenil y en animar a sus alumnos y alumnas para que leyeran más y mejor. Este seminario de literatura publicó la revista ¡Atiza! (38 números entre 1982-1993) y organizó las primeras jornadas nacionales de animación a la lectura y en ellas (hablamos del curso 1985) la narración oral tuvo una presencia relevante con pioneros en este oficio de la palabra como Pep Durán, Paco Abril, Federico Martín Nebras, Estrella Ortiz, etc. Como puede observarse, desde el primer momento la narración oral fue considerada como una de las estrategias estrellas para animar a leer.

Estas jornadas se fueron sucediendo a lo largo de los años (hasta 1994, un total de nueve encuentros dice la web del SLIJGu, pero hubo unos cuantos años más en los que el encuentro algo más diluido y el maratón convivieron, hasta completar trece encuentros, si no me equivoco) mientras, poco a poco, se iba difundiendo la noticia de la revitalización de la palabra dicha, cada vez más demandada en escuelas, bibliotecas y eventos vinculados al libro y la lectura.

Hay ocasiones en que la vida hace coincidir personas, intereses, necesidades e ilusiones. Cuando además alguna de las personas implicadas tiene la entrega, la generosidad y la convicción suficientes, es seguro que algún proyecto interesante cobra vida y se convierte en una experiencia inolvidable y enriquecedora. 

Algo así nos ocurrió con Ilda Fava, una actriz y directora de teatro argentina que tuvo que huir de su país a causa de la feroz represión de la dictadura. Hubo de abandonar familia y amigos pero supo seguir creciendo, crear más familia y más amigos a este lado del océano y continuar dedicándose a su profesión, que era una de sus pasiones. Después de varias escalas en España de mayor o menor duración, llegó a Jaén, donde también desarrolló su actividad como actriz y directora teatral y fue la promotora de varios grupos y talleres de teatro. Su preocupación por la expresión dramática y la necesidad de su revitalización en el curriculum escolar la llevó a conectar con personas del mundo de la educación con intereses comunes, docentes del ámbito de los movimientos de renovación pedagógica que tratábamos de incorporar a nuestra labor educativa los beneficios de la expresión artística.

Ya nos conocíamos de otras batallas, pero este nuevo impulso nos iba a hacer llegar un poco más lejos. Pronto nos dotamos de una estructura organizativa que nos facilitara la tarea a la que habíamos decidido dedicarnos, una asociación a favor de la expresión artística que ofreciera oportunidades de formación tanto en lo dramático como en lo plástico, lo musical… De esta manera surge Malión en el año 1995 y comenzamos a preparar y llevar a cabo encuentros, jornadas y cursos, con temáticas propias de la escuela y la formación artística que poco a poco fueron focalizándose en el folclore y la literatura de tradición oral, en el arte reinventado de los cuentos contados y la literatura infantil y juvenil. Conocimos a Simsalabim (Juan Ignacio Pérez Palomares y Ana Mª Martínez) y a Antonio Rodríguez Almodóvar, a Pepepérez y a Garzón Céspedes.

Pasado

Nunca habríamos imaginado que tras aquel Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz de 1989, en el que participábamos con nuestro galardonado espectáculo de teatro-danza Aerolitos, iban a cambiar tan radicalmente los horizontes de La Carátula. Fue a causa de un taller de narración oral escénica que impartía el cubano Garzón Céspedes, en ese FIT. 

Nos dice mi hermano Antonio al respecto en el libro del 30 aniversario de La Carátula: 

"El descubrimiento de ese arte escénico nos deslumbró. Nunca antes había podido ver, ni mucho menos experimentar, una manera tan directa de comunicar con un público, que dejaba de ser espectador, para hacerse tu interlocutor."

Efectivamente, ese fue el punto de inflexión que hizo que en todos nuestros espectáculos posteriores se utilizara, en mayor o menor medida, esa técnica tan versátil y directa, y que nos adentráramos en el enriquecedor mundo de la cuentería y la narración oral, que tantos y tan buenos amigos y experiencias nos ha brindado a lo largo de todos estos años. 

Tanto nos involucramos que, apenas unos quince meses después, organizamos en Elche y alrededores la I Muestra Iberoamericana de Narración Oral Escénica.

Los antecedentes del FIO están en esa Muestra (1991) y el Festival Iberoamericano de Narración Oral Escénica (1992). A partir de 1994 quisimos darle un carácter más amplio a esos certámenes y así nació el Festival Internacional de la Oralidad. 

En marzo* de 2013 se celebrará en Agüimes el XXIII Festival Internacional de Narración Oral Cuenta con Agüimes, el más antiguo de cuantos se celebran en el Estado Español en esta especialidad.

El Festival nació en el año 1991 como Encuentro Iberoamericano de Narración Oral Escénica. Su origen se sitúa en la presencia del narrador cubano Francisco Garzón Céspedes en el segundo Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes, celebrado en el mismo municipio grancanario. Era la primera vez que el público canario accedía a una función de narración oral, y quedó cautivado por el espectáculo. Tanto es así que se acordó con Francisco Garzón poner en marcha un festival específico de esta disciplina escénica. El narrador cubano llevaba años formando a cuenteros en toda Latinoamérica y había ya en el continente una cantera importante de narradores. Algunos de ellos se reunieron en Agüimes en 1991, dando nacimiento al primer festival de estas características que se celebraba el Estado español.

El Festival Internacional del Cuento cumple diecisiete años de existencia interrumpida. Un cumpleaños no es otra cosa que dejar constancia de que se ha vivido un año más; así el festival va haciéndose mayor de edad y va dejando atrás veleidades juveniles para dejar constancia de que sus objetivos se van cumpliendo. Y no era otro el objetivo principal que el de animar a leer, llevar a las gentes al mundo del arte y hacer que la vida se vea y comprenda desde otras perspectivas que no sean las cotidianas.

Es que el cuento embruja, embriaga y tiene el poder de la rapidez. Su inmediatez artística hace que se pueda realizar la comunicación con el público en lugares y momentos inusuales y cotidianos. El hecho literario forma parte de la vida unos días al año. Diciembre se llena de cuentos.

Este festival comienza hace un poco más de trece años, con la idea de realizar una exposición y muestra de narración oral de contadores nacionales e internacionales. Así, de año en año, sucede en el pueblo de Los Silos un hecho por una parte fantástico, por la imaginación que se desata en el pueblo con la llegada de maestros de la literatura universal, y por la otra extraño, ya que se ven personajes inauditos, imaginarios, paseando por las calles y las plazas de esa pequeña villa de la Isla Baja.

Hemos querido plantear un proyecto cultural que permita crecer mental y culturalmente, ayudando a pensar libremente a través de la literatura y el arte de contar cuentos.

Hace diez años nos pareció una buena idea. La propuesta llegó desde una editorial: una sesión de cuentos para adultos como actividad cultural dentro de la Feria del Libro.

A la primera función, entre autoridades y público, asistimos treinta y dos personas más el artista. La sorpresa fue grande, la satisfacción creo que aún mayor, así que decidimos que este tipo de actividad no podía faltar en las siguientes ediciones de nuestra feria.

A lo largo de estos años, la programación ha pasado de un par de sesiones a todo un Festival que se realiza cada noche para concluir la programación diaria de la feria, con una asistencia estable de público que vienen a dejarse seducir por la propuesta de cada narrador o narradora. 

Cada noche una propuesta distinta y un número de personas que siempre sobrepasa las trescientas cincuenta y acercándonos al fin de semana, se aproxima a las seiscientas (¡incluso en ocasiones las sobrepasa!)

La cuidada selección de los profesionales ha sido clave en el éxito de la actividad, más aún cuando después de nueve años, gozamos de un público exigente y experimentado que no se conforma con cualquier propuesta.

En este aspecto, ha sido fundamental la colaboración de Félix Albo con el personal técnico que organizamos la Feria, con el diseño del formato del Festival así como en la propia selección de los narradores y narradoras participantes. Su criterio, que siempre ha perseguido ofrecer una amplia diversidad en cuanto a estilos narrativos, naturaleza de las historias y aspectos técnicos, ha resultado un gran acierto. 

Se trata de un evento que ha organizado más de 220 actividades en los últimos tres años (en 2012 celebró su tercera edición), siempre en bibliotecas, centros cívicos, parques, teatros, bares, museos, escuelas de artes escénicas y espacios no-convencionales, ofreciendo tanto funciones de cuentos para niños y niñas como espectáculos para adultos, conferencias, charlas, talleres, exposiciones, maratones y sesiones de participación abierta al público. Este año se ha sumado la creación de un centro de documentación y fonoteca en torno a  la narración oral (Centre d’Interès de la Narració Oral) en una de las bibliotecas de la ciudad.

Munt de Mots no cuenta con presupuesto alguno. Se realiza en colaboración logística, imprescindible, con el Centre Cívic Pati Llimona y el Consorci de Biblioteques de Barcelona. En cuanto a los honorarios de los artistas, el Festival funciona proponiendo a las distintas instituciones interesadas los espectáculos que, de ser contratados, entran en la programación. Cada participante presenta luego la respectiva factura a su cliente.

Para la promoción impresa, el Festival procura la colaboración del Institut de Cultura de la ciudad. Munt de Mots ha contado también con el apoyo, en distintos grados, de otras organizaciones tales como Casa Amèrica Catalunya, Museu de la Música, Fundación Romea, asociaciones de narradores, editoriales, organizaciones no-gubernamentales y grupos teatrales, entre otros. El resto (es decir, la planificación, programación, contactos, promoción en la web, realización y logística, etc.) corre por cuenta del trabajo voluntario de varias personas, cuentacuentos en su mayoría, que dedican ocho meses del año a organizarlo.