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Los cuentos nos acercan

Me he propuesto hablar sobre márgenes, líneas, fronteras… sobre todo aquello que nos separa y de cómo los cuentos nos unen. Vivimos en una sociedad fragmentada, ordenada por edades, colores, capacidades, enfermedades. Una sociedad que margina a sus mayores, esconde la diversidad, obvia la pobreza. Una sociedad en la que todo aquello que sale de los límites de la norma se destruye, o se ignora, está enferma. Y el arte es una de sus tablas de salvación, un lenguaje común, una comunión.

Narrar cuentos es un arte que la mayoría de las veces, aunque no lo pretenda, sirve para unir. En palabras de Estrella Ortiz, en su libro Contar con los cuentos: "Los cuentos acercan; hacen amigos, despiertan las ganas de comunicarse e intercambiar experiencias. Abren a la confianza mutua y la intimidad. Los cuentos conectan mundos, crean vínculos. Ayudan a reconocerse a través de las aventuras de los otros, ayudan a acercarse a los demás, pues muestran que todos viajamos juntos y vivimos la misma condición de seres humanos. Las historias nos hace tolerantes, compasivos." (2009, Palabras del Candil, pág. 15).

Del otro lado del árbol es un álbum ilustrado de Mandana Sadat (1998, FCE), que contiene una única frase, “Érase una vez”, una frase solitaria que rompe muros infranqueables, salta montañas, acerca personas por muy lejos que se encuentren, por muy diferentes que sean, por muy mal que empiece la relación…  Una niña se asusta al ver a una vieja y ésta se gana su amistad contándole un cuento. Las separaba un árbol, el mismo que al terminar la historia les servirá a las dos para apoyar sus espaldas y mirarse de reojo ruborizadas, con el calor que da sentirse acompañado dibujado en sus  mejillas.

José Luis Gallego, narrador argentino, cuentero, como a él le gusta llamarse, dictó una conferencia para el TEDx del Río de la Plata que se titulaba “Contando desde los márgenes”, no os la perdáis. En ella planteaba cómo reconstruir el tejido social desde los cuentos, cómo animarse a dar el paso frente a lo desconocido, cómo superar la disyuntiva de huir o atacar. Así que le hemos pedido que nos escriba un artículo reflexionando sobre este tema y su experiencia de "Contar del otro lado de la línea" y nos ha regalado un relato de lo que vivió en la Universidad Nacional de San Martín, dentro de la cárcel N.º 48 de José León Suárez.

Mon Mas y Blai Senabre de ANIN han escrito “Contar en el hospital” junto con Irene Costa, coordinadora  de AFANOC, una asociación presente en el servicio de oncopediatría y hemodiálisis del Hospital de la Vall d’Hebrón de Barcelona. Estas dos asociaciones unen sus energías para que, a través de los cuentos, estos niños hospitalizados puedan ir lejos, romper las puertas y ventanas y salir volando.

De márgenes y fronteras hay fuera de nosotros, como hemos visto, pero también los hay que residen en nuestro interior y da pereza mirar. Me refiero a los tabúes, esos límites que hay en nosotros que de solo nombrarlos los oyentes rechinan dientes, arquean las cejas y achinan los ojos. Son esos límites que en situaciones cotidianas, decidimos no traspasar, esos lugares donde no queremos mirar porque nos saca de nuestra zona de confort. Hay muchos, el más grande de todos puede que sea la muerte, pero hay más.

En una ocasión, conté un cuento que, sin pretenderlo, se convirtió en una liberación, gracias a la varita mágica del grupo de mujeres que estaba escuchando. Nombré el miembro viril masculino de la forma más fina que se me ocurrió y el auditorio me miró de reojo; la segunda vez, esbozaron alguna sonrisa divertida; y la tercera no hubo más contención: rieron hasta la lágrima y lo nombraron de esa manera basta y vulgar que todos conocemos.

Los cuentos también pueden desdibujar estos límites personales y sociales, hacer caer tabúes y liberarnos colectivamente de un peso. Pep Bruno tiene en su repertorio cuentos eróticos y a él le hemos pedido que nos haga reflexionar sobre ellos, su marginalidad y el poder que tienen para acercar al público. Ha escrito el artículo: "De cuentos obscenos y vergonzantes" en el que analiza cómo los cuentos eróticos también han vivido al margen porque son críticos contra el poder, liberadores y pueden desatar pasiones poco controlables, esconden nuestras vergüenzas de sociedad bienpensante y las liberan cuando son dichos.

Para terminar, viene siendo costumbre que los boletines incluyan una reseña sobre un libro de narración. Esta vez es Tania Muñoz la encargada de hacerla. Tania viajó a Ghana, al centro de África; allí descubrió los estudios del profesor Isidore Okpewho, sobre la narración y la tradición oral en África, un continente “al margen”. Nos reseña el libro African Oral Literature. Backgrounds, Character and Continuity sobre narración escrito por el profesor nigeriano anteriormente citado, que trata sobre la literatura oral y sus diferentes tipologías.

No nos queremos despedir sin daros la oportunidad de ojear las citas de cuento que tenemos en la agenda de junio.

Saludos

El boletín n.º 32 de AEDA ha sido coordinado por Almudena Francés