Como adelantábamos el mes pasado, el mes de mayo está dedicado a la segunda parte del Boletín n.º72, en este caso con el subtítulo: Dar de leer. Literatura para bebés.
Son varias las autoras que coinciden en señalar que el primer libro del bebé es la voz de la madre cuando le habla y canta. El bebé reconoce, en la voz y sus matices, si la madre le habla con ternura o malestar. Tardará algunos años en comprender el significado de esas palabras, pero reconoce las emociones a través de los tonos y matices que se generan al emitirlas. El bebé lee con las orejas, afirma Yolanda Reyes*, y nuestra experiencia lo confirma.
En los tiempos de nuestras abuelas, siempre estuvieron las nanas, los cantos, las retahílas y los juegos verbales como primeras lecturas con los bebés. Sin embargo esta realidad tan instalada en nuestra tradición oral, ha ido perdiendo fuerza desde hace a algunos ya que las dinámicas sociales, laborales y familiares se han transformado por completo.
Ha sido el libro para bebés, esos libros pequeñitos, de cartoné, que tienen poco texto y mucha imagen, el que ha devuelto las nanas, los cantos y la poesía al entorno del bebé, ya sea en la lectura familiar, o en las sesiones de bebecuentos en bibliotecas, librerías y escuelas infantiles.
Nos ha parecido interesante abordar este tema puesto que en las bibliotecas y librerías cada vez son más las estanterías dedicadas a la literatura para la primera infancia. Poemas y palabras rimadas se acumulan en pequeños formatos realizados en cartoné y otros formatos que asombran a los bebés con su musicalidad y su ritmo.
Dentro de la literatura, cada edad tiene sus peculiaridades. Pero es quizás en la figura de los bebés donde hay más factores que intervienen y donde se cuidan con mayor mimo algunos detalles como el tamaño, los materiales elegidos, la inspiración de las historias, los factores psicopedagógicos del desarrollo, los escenarios, los tiempos, las palabras y su musicalidad. Por nombrar algunas. Esta primera literatura nace de lo sensorial, de lo experiencial, de este primer encuentro con el mundo, de los primeros intereses del bebé, así como de sus “idiomas”.
Puede parecer sorprendente, pero hasta hace algunos años resultaba difícil encontrar autores españoles ocupados de estas primeras edades. Los grandes títulos en pequeño formato llegaban traducidos del inglés, francés y alemán principalmente. El Pollo Pepe (Denchfield N. y Parker A.-1998) es un auténtico best-seller de 0-3 años gracias a la identificación que logran los bebés con el protagonista (Beatriz Sanjuán lo explica muy bien aquí **) y es una traducción del inglés. Las 10 gallinas (Dupuis S.) otro imperdible que nos llega traducido del francés. El entrañable Elmer (McKee D.) traducido del inglés. Y del alemán nos llega toda la colección de Emma, de la autora e ilustradora Juta Bauer. La lista sería interminable porque hasta la oruga más querida por los bebés no nació en español. Y el primer lobo que es aceptado en las escuelas infantiles sin cuestionamiento es de un Belga y nació en francés.
Cuando el libro es una traducción, no siempre es sencillo conservar la musicalidad. Hay algunos casos mejor logrados, como puede ser el caso de Las 10 Gallinas (Dupuis S. con la traducción de P. Rozaren para Edelvives) pero un ejemplo con menos suerte es nuestro querido Pollo Pepe, el que ha tardado mucho tiempo en ser cantado y la cancioncilla se toma libertades en los versos para ganar en musicalidad.
Hoy en día es posible encontrar en el panorama español diversos títulos para bebés que podemos cantar fácilmente porque la musicalidad está asegurada. Imposible no reconocer el camino que abrió en ello Antonio Rubio, con la colección De la Cuna a la Luna, que en su momento le encargara Kalandraka. Esta colección, que en algunos países de América Latina llegó a instalarse en todas las escuelas infantiles como parte de los programas nacionales de Fomento lector, recuperó esas primeras lecturas del bebé que se cantan en el abrazo después del baño, o en el momento justo antes de dormir, e incluso aseguran mayor armonía cuando acompañan la batalla de los primeros alimentos. La belleza de la palabra, la musicalidad del lenguaje, las nanas, las retahílas, se convirtieron en libro de papel.
Con la intención de reforzar la identidad propia de esta literatura y para profundizar más en algunas de estas peculiaridades hemos querido hablar con cuatro autores consagrados que escriben para bebés en nuestro panorama nacional, a quienes agradecemos el tiempo que nos han dedicado en un mes de abril laboralmente complicado para quien trabaja en torno al libro. A continuación enlazamos las entrevistas que les hemos realizado:
– Antonio Rubio
– Estrella Ortiz
– Mar Benegas
– Margarita del Mazo
Este Boletín n.º 72 ha sido un primer acercamiento a la literatura sobre y para bebés. Creemos que esto es sólo un punto de partida del que surgen nuevos temas, como la figura del mediador, tan imprescindible en estos primeros años, en los que seguiremos profundizando.
Aquí les dejamos la agenda de mayo, con cuentos para todas las edades, desde los bebés hasta los ancianos. ¡No se pierdan su cuento!
Este Boletín nº 72 (parte II) ha sido coordinado por Beatriz Aguado y Carolina Barreira.
El Boletín n.º 72 (parte I) fue coordinado por Estrella Escriña y Laura Escuela.
*Reyes, Yolanda. La Casa imaginaria, Lectura y literatura en la primera infancia. Colombia 2007. Grupo Norma.
**Sanjuán, Beatriz. Érase una voz. El primer libro del bebé. España 2016. Cuadernos Hexágono. Página 25.