El boletín n.º 36 de octubre de 2015 es un monográfico sobre el panorama de la narración oral en Argentina coordinado por Estrella Escriña y Pep Bruno. Dentro de los artículos realizados para dicho boletín se encuentra esta entrevista que le hizo Pep Bruno a la narradora argentina Ana Padovani.

AnaPadovani

¿Cuándo empezaste a contar y por qué motivo?

Tengo recuerdos de haber tenido contacto con los cuentos y los libros desde muy pequeña. Luego disfruté mucho contándoles a mis alumnos cuando fui maestra en una escuela rural. Esto quedó adormecido cuando me licencié en Psicología y comencé a dedicarme a esa profesión.

A mediados de los 80, durante unas vacaciones en la costa, me ofrecí para leer cuentos en una librería instalada en una carpa en la plaza. A los pocos días comencé a notar que "me escapaba" de los libros, por lo que se me ocurrió dejarlos y comenzar a contarlos de viva voz (nunca había visto un narrador). Resultó tan exitoso que el dueño del local decidió colocar unos troncos alrededor de un gran árbol y me propuso que lo hiciera allí. A partir de ese momento aquello se convirtió, sin proponérmelo, en un espectáculo al que los padres llevaban a sus niños al atardecer, después de la playa.

Como dije, nunca había visto un narrador, y por otro lado venía del modelo académico, por lo que, por muy exitoso que fuese, no podía permitirme hacer aquello sin que me autorizara la palabra de un maestro.

Por ese entonces mi esposo tenía que viajar a París para asistir a un congreso de su especialidad. Yo decidí acompañarlo con el afán de tomar contacto y hacer talleres con los narradores de los que había tenido noticias a través de una publicación.

Así lo hice y ésto me permitió sentirme legitimada en la profesión y comenzar a dedicarme a ella. 

 

¿Cómo fueron aquellos primeros años de cuentos? ¿Cuál era la situación de la narración oral en Argentina?

Guardo imborrables recuerdos. A partir de aquel momento que referí, comenzaron a llamarme para ir a colegios, y además ¡pagándome! Pero, como mis dudas continuaban, consulté a amigos directores de teatro, quienes me mostraron su entusiasmo, por lo que al poco tiempo dejé la otra profesión y me instalé definitivamente en ésta.

Por entonces tomé contacto con otros narradores que estaban también iniciándose, Juana La Rosa, Ana María Bovo, Elva Marinangeli, Marta Lorente, entre otros. Comenzamos a presentarnos en espacios públicos y la prensa le dio muy buena acogida al género. 

Desde el año 1996 organizamos un Encuentro de Narradores en la Feria del Libro de Buenos Aires llegando a tener 800 asistentes, numerosos invitados extranjeros, talleres, presentación de ponencias, mesas redondas, etc.

 

¿Cómo ha ido evolucionando el panorama de la narración en tu país desde que empezaste hasta la actualidad? 

El desarrollo es sorprendente, tal como ocurre en otros países. Actualmente en Buenos Aires hay otros festivales, "Palabras más, palabras menos" y "Tome la palabra" y el movimiento presenta un crecimiento verdaderamente geométrico.

 

¿Cuántos espectáculos de narración has realizado o tienes actualmente vivos? 

He presentado los espectáculos "La voz del terror", con el que gané el premio ACE (Asociación de Críticos del Espectáculo) en el año 2001 y "Querida Niní", con el que fui nominada al mismo premio en el 2003.

Actualmente sigo presentando "Los zapatos de contar", para niños pequeños, "Clásicos de terror y humor", para adolescentes y adultos y "Mil y un cuentos" una propuesta diferente para cada edad. 

 

¿Cuál es el proceso que sigues para pasar de la idea a la escena? (te pregunto sobre el modo habitual de preparar un espectáculo).

Para explicarlo brevísimamente diré que incluyo los cuentos de mi repertorio que me parecen pertinentes buscando una secuencia que responda a la idea general de toda estructura dramática (planteo - nudo - desenlace).

 

¿Cuál es tu planteamiento a la hora de impartir formación? ¿Cómo ha de formarse un narrador oral hoy en día?

El lema de mis talleres es: "Dar con la propia voz y el espacio social donde desplegarla".

No se trata de repetir lo que se ve por muy exitoso que sea, sino de buscar "lo genuino" de cada uno, creo que ese es el trabajo del artista. Por eso considero que la formación de un narrador es un proceso que requiere continuidad en el trabajo y en el tiempo.

Pienso que todo enriquece y en el escenario todo se nota. (Yo sigo haciendo cursos de todo lo que me interesa, actualmente estoy estudiando la obra de R. Barthes).

Por otro lado este trabajo requiere la constante afinación del propio instrumento, el cuerpo y la voz, porque contar cuentos es, ni más ni menos, que imaginar y transmitir sin otros recursos que la palabra y el gesto.

Creo que hay que cuidar que, tal vez por las presiones del mercado, no se desarrolle la tendencia a "teatralizar" en el peor sentido, es decir, a sobreactuar, a utilizar elementos, vestuario, objetos, etc., que tal vez "decoran" pero en el fondo empobrecen, o desvirtúan, lo esencial de la propuesta.  

 

Tu libro Contar cuentos va por la octava edición, ¿cómo fue el proceso de reflexión y escritura de ese libro? ¿Qué te decidió a meterte en harina y ponerte a escribirlo?

Como dije, tal vez por venir de una formación académica, dado mi paso por la universidad, no podía concebir una praxis sin reflexión, sentía una gran necesidad de conceptualizar el proceso por el que atraviesa el narrador hasta presentar su cuento ante el público. Esto fue interesándome cada vez más y me llevó a reflexionar y leer acerca de los temas conexos que iban surgiendo.

Debo confesar que nunca escribí pensando en editar. Lo hice obedeciendo a las sugerencias, y a veces insistencia, de mis amigos. Tampoco sospeché que podía tener tanta repercusión y que llegaría a ocho ediciones. Fue para mí una enorme sorpresa comprobar que en otros países se me conocía por el alcance que había tenido el libro porque no estaba en mis expectativas.

 

Acabas de publicar un nuevo libro de teoría sobre narración oral, ¿qué nos puedes contar de él?

Quince años después, y observando el crecimiento insospechado y por momentos desmañado de la profesión, sentí nuevamente la necesidad de reflexionar y escribir. Así fueron surgiendo distintos temas: los escenarios posibles, la profesionalización, el pasaje de la literatura a la oralidad y viceversa, la formación del narrador, y otros.

[Reseña de este nuevo libro de Ana Padovani: Escenarios de narración oral. Transmisión y prácticas]

 

¿Cómo ves la situación de la narración oral actualmente en Argentina? ¿Y en otros lugares por los que tú has ido a contar? 

En Argentina observo lo mismo que en otros países y que brevemente acabo de apuntar. Pero, si podría comentar algo en cuanto al segmento social que se dedica a este oficio, y sin considerarme un observador calificado sobre el tema, diré que, como en la mayoría de las ramas del arte, predomina el sexo femenino, y, sobre todo, un sector de cierto nivel intelectual y que no acusa demasiadas presiones económicas.