Contar en la calle, contar con la calle
Hace unos años, dos intrépidos narradores decidimos diseñar una actividad para grupos y que se desarrollara en la calle. Comenzamos entonces el proceso de diseño de una ruta literaria. Iniciado un proceso de gestación, incubación o germinación (elíjase el símil que más guste al lector), gracias a la idea de una tercera persona muy cercana al dúo de narradores, concretamos que la actividad sería sobre leyendas de la ciudad de Sevilla. Pero una ruta de leyendas por Sevilla se antojaba demasiado extenso en el espacio y en el tiempo dada las dimensiones de la ciudad y la cantidad de leyendas de las que disponíamos según la bibliografía facilitada por esta tercera persona y la que comenzamos a consultar.
Para contar en la calle, se nos ponía por delante el reto de acotar la actividad en el espacio para que entrase dentro de una franja temporal de aproximadamente una hora. De esta manera, el grupo al que atendiésemos, podría contemplarla dentro de una jornada agradable y complementaria a otras posibles actividades en la ciudad de Sevilla, a la par de hacerla sostenible económicamente, pagando por ella un precio asequible para las personas asistentes y rentable para nosotros.
Respecto a este reto, tomamos la decisión de que el espacio fuera la antigua judería de Sevilla, desde el paseo de Catalina de Rivera, hasta la Plaza del Triunfo, junto a la Mezquita-Catedral. Este itinerario cumplía además de la duración estimada y unos espacios-rincones con cierto “encanto” y adecuados para parar durante unos minutos con un grupo de hasta 55-60 personas, un requisito importante: la logística para el grupo asistente o lo que es lo mismo, un lugar donde el autobús que lo transportase pudiera parar cómodamente para la subida y bajada.