Boniface Ofogo

Son las ocho de la noche. Se oyen los primeros cantos de los búhos. Son cantos siniestros. En mi pueblo, situado en el corazón de Camerún, se cree que cuando cantan los búhos, va a morir alguien (supongo que morirá alguien del pueblo, porque siempre muere alguien en algún lugar del mundo). Mi madre está terminando de cocinar a la leña las hojas de mandioca, base de la alimentación de la tribu de los yambassa, de la que soy hijo. Mi padre ya ha regresado de la plantación de cacao, y todos los once hermanos hemos hecho las tareas del colegio.  Estamos en plena estación seca y hace casi treinta grados de temperatura. El resplandor de la luna preside todo este decorado bucólico. 

Tras la copiosa cena en familia, nos disponemos a sentarnos en torno al fuego para proceder al ritual diario de contar y escuchar cuentos. El fuego no es una forma de iluminación primigenia, puesto que la luz traída por la luna cumple a la perfección esa función. Tampoco sirve como fuente de calefacción, ya que el clima es cálido. Desde el punto de vista antropológico, el fuego es un elemento que convoca a la comunidad, es el símbolo mismo de la civilización humana. Sirve también para mantener viva la memoria colectiva. Según cuenta Juan Luis Arsuaga, director de los yacimientos de Atapuerca, los primeros homínidos, los australopitecos, los neandertales, el homo sapiens, ya tenían costumbre de reunirse en torno a la hoguera para contar historias. Eran historias de caza, de la que ellos vivían.

El 12 de agosto de 2020 abrí un canal en Telegram dedicado a la narración oral. Para quienes no conozcáis la opción de los canales de Telegram estos funcionan de manera muy sencilla, al menos para las usuarias y usuarios: en un canal público como es este, la persona interesada puede suscribirse (y eliminar la suscripción) en cualquier momento, una vez está suscrita recibe información a través del canal. Este era el objetivo inicial del canal, publicar cada día, de lunes a viernes, una pequeña píldora de información sobre narración oral. Al hacerlo de esta manera nos saltamos al algoritmo de las redes sociales que es el que decide qué información llega o no a los perfiles.

 

canalNarraciónOralTelegram
Esta es la actual imagen del canal. Fragmento del cuadro de Louis-Léopold Boilly titulado "Y el ogro se la comió" 

Foto Mon 1

Mon Peraza

 

Soy narradora oral y tengo la suerte de dedicarme a esto de manera profesional. Digo esto sin querer meterme en bosques de matojos, sino más bien paseando por senderos de laurisilva verde gomera, simplemente entendiendo la profesionalidad, como esa actitud que cumple con los requisitos legales y fiscales, es decir, facturar y pagar impuestos, además busco repertorio incansablemente, y me invito a mi misma a salir de la zona de confort. Llevo la palabra dicha a donde se quiera escuchar y utilizo el cuento, las retahílas, la poesía y la propia tradición oral familiar, no sólo como herramienta educativa, sino como la intención de un alimento y/o sustento al imaginario colectivo, como medio de transporte a los sueños, resumiendo, practico el convencimiento de que un mundo mejor es posible a través de la narración oral, y sobre todo a través de la estimulación prenatal a través del cuento.

Por otro lado, tengo la fortuna o desgracia, lo grandioso de la maternidad es que tiene momentos para todo, (dice el eslogan del sorteo de la once con motivo del día de la madre de este 2021: “Ser madre compensa. Y mucho” y yo no me atrevo a hacer esa afirmación) de ser mamá de dos varones de 17 y 15 años, a los que les leía, contaba cuentos y les cantaba nanas durante el embarazo. ¿Son por ello mis hijos más despiertos? ¿Nacieron más estimulados que otros niños a los que no se les leía? o ¿son más inteligentes? Eso no puedo garantizarlo de ninguna manera, no lo sé a ciencia cierta, lo que si es un hecho es que son niños felices, grandes lectores y han sido estimulados desde que ocupaban su primer hogar, su primera escuela, mi vientre.

Pilar Vizcaíno

Pilar Vizcaíno

 

“Hoy cumplo 21 años. Y estoy esperando con emoción todo el relato de mi historia prenatal. En los cumpleaños anteriores mi madre me ha ido contando algunos pasajes seleccionados, pero hace tiempo que me dijo que para mi 21 cumpleaños me daría por escrito toda mi historia prenatal completa y ¡me siento tan expectante!

¡Qué momentos tan bonitos hemos pasado juntos los tres! cuando mis padres me narraban algo que habían vivido mientras me esperaban; lo que hacían, sus paseos por la montaña, cómo me presentaban a mi familia, las cosas que vivían juntos. Los cantos que me cantaban, y la canción que me crearon a partir de una melodía conocida. Lo que sentían, los momentos más difíciles que pasó mi madre, todos sus ideales… y las cualidades que se imaginaban para mí… Mi madre en cada uno de mis cumpleaños iba escogiendo los pasajes de mi historia más adecuados a mi edad, y a mis intereses para que los pudiera comprender. Y cuando me lo narraba, sentía como algo no muy lejano y bastante conocido, y como que tenían sentido muchas cosas de las que me pasaban. Les agradezco tanto que me den este legado, que estoy segura que necesitaré un cierto tiempo para extraerle toda su importancia. Es mi historia, la historia de mis orígenes, una historia única, irrepetible, irremplazable, y tan maravillosa…

La importancia del periodo prenatal y de la educación prenatal natural

Cada vez más descubrimientos científicos evidencian que el periodo prenatal es una de las etapas fundamentales en la vida del ser humano.

En él, la persona construye las bases de su salud, de su afectividad, de su equilibrio, de sus capacidades de relación, de su inteligencia, de su creatividad… Y lo hace por medio de los materiales físicos y psicológicos aportados por su madre, con el apoyo importante de todo su entorno, de sus seres queridos, y de la sociedad en general.

A nivel físico, el bebé construye su cuerpo con los materiales aportados por la sangre de su madre.

“Raíces y alas. Pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen.”

Juan Ramón Jiménez (1916): Diario de un poeta recién casado

Este aforismo del poeta Juan Ramón Jiménez nos ha servido como marco para un proyecto piloto de recuperación de la memoria oral y de intervención comunitaria en el Polígono Sur de Sevilla que la Asociación para la investigación y el desarrollo independiente del teatro profesional en Andalucía ha llevado a cabo el pasado año 2020 en el espacio municipal Factoría Cultural.

Todo narrador o narradora debiera tener la obligación de investigar, y no contar lo primero que cae en sus manos, o sí, pero después de haber constatado que esa es la mejor opción, la suya, que tendrá un filtro subjetivo y personal como todo lo que hacemos quienes contamos.

No deberíamos, por ejemplo, transformar los textos mitológicos griegos en otra cosa y perpetuar versiones que cambian los nombres de los personajes porque a un adaptador/a en un momento de la historia reciente o lejana decidió hacerlo porque sí, porque rimaba o le apetecía más ese otro nombre. No deberíamos conformarnos con una visión simplista, maniquea e incluso machista de los cuentos de tradición oral.

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