Vi por primera vez la película “Juan Soldado”, de Fernando Fernán Gómez, en el verano de 2008, por la más pura casualidad. En realidad lo que quería ver eran los 13 capítulos de la serie “El Pícaro”, basada en episodios de novelas picarescas de los siglo XVI y XVII, que también dirigió y protagonizó Fernán Gómez. Pero en los extras del segundo y último DVD de la colección venía “Juan Soldado”, el primer trabajo que este actor hizo para televisión, en 1973. Tan satisfecho quedó con su labor de guionista, director y protagonista del film, que después de “Juan Soldado” fue cuando propuso “El pícaro”.

Mi primera sensación fue de auténtico asombro, me pareció estar ante una obra maestra. Respetando el lenguaje del cuento de Fernán Caballero (seudónimo de Cecilia Böhl de Faber), Fernán Gómez creaba un relato audiovisual con muy deudor de la oralidad, y realizando una reinterpretación en clave histórica de los símbolos religiosos, en especial de la puerta del cielo o purgatorio, que se convierte en la película en un enorme monstruo burocrático del que nadie conoce el funcionamiento. Al final, una alegoría de la caída del franquismo y de las ganas con que las gentes se lanzaban a la conquista de una vida nueva. Todo gracias a un hombre del pueblo, Juan Soldado, generoso, valiente y amigo de los niños, no en vano aparece en la película como narrador de su propia historia, contándola a los niños/as como si fuera un cuento. Y en verdad lo era.

Desde esa primera visualización fantaseé con la idea de llevar la obra al teatro. Finalmente estrené la obra en setiembre de 2014, después de no pocas reflexiones, con amigos y profesionales del teatro, sobre cómo lograr expresar en escena (con un teatro muy apegado a la narración en todo caso), y adaptado a la actualidad, lo que en su momento expresó la película.

Detallo a continuación los pasos que seguí para preparar la versión teatral de “Juan Soldado”.

Historia de la versión

El cuento “Juan Soldado”, que es una versión un tanto particular de “Juan sin Miedo”, es uno de los más extendidos en el ámbito cultural europeo y latinoamericano. Para la elaboración de la versión se utilizaron preferentemente las siguientes fuentes:

  • “Juan Soldado”, de Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber). Publicado en el Semanario Pintoresco Español, n.º 7 (17 de febrero de 1852), pp. 53-55; y en el libro Cuentos y poesías populares andaluces, La Revista Mercantil, Sevilla, 1859, pp. 123-137. De este texto se mantiene la riqueza de la expresión lingüística. Cecilia Böhl de Faber fue la primera escritora en España en recoger y cultivar creaciones literarias de carácter folclórico siguiendo los pasos de otros escritores europeos, teniendo como modelo a los hermanos Grimm. Como ellos, partiendo del mismo concepto de fidelidad que los folcloristas germanos, intentó dar a conocer los relatos recolectados de modo que mostrasen mejor el verdadero espíritu y los valores de su creador: el pueblo. Los cuentos populares de Fernán Caballero recogidos en el volumen Cuentos y poesías populares andaluces son los mejores y más frescos representantes del cultivo del cuento folclórico en la España del siglo xix, y donde Fernán Caballero domina como muy pocos escritores de su época el habla popular.
  • El telefilme “Juan Soldado”, protagonizado y dirigido por Fernando Fernán Gómez en 1973, con guión de Salvador Maldonado sobre el cuento de Cecilia Böhl de Faber. Ganó el premio del Festival de Praga de 1973. Fue la primera creación para televisión de Fernán Gómez, que después de esta experiencia grabaría la famosa serie “El Pícaro”. En esta versión se reinterpretan en clave histórica los símbolos religiosos presentes en la versión de Fernán Caballero, y se establece un paralelismo entre ciertos elementos de la historia y la situación social del momento. En el proyecto que nos ocupa, esa interpretación en clave histórica se completa, eliminando cualquier tipo de referencia católica en el texto, pero manteniendo la magia y la riqueza de imágenes de la versión original. También se adapta la referencia a la situación social del momento presente.

Del cuento “Juan Sin Miedo”, recopilado por Italo Calvino en diversos lugares de Italia, se entresaca una solución narrativa importante en el punto medio de la trama. Se halla en el libro Cuentos populares italianos (editorial Siruela, 1993). Se consultaron además, sin que de ello se sacaran elementos novedosos para el texto del montaje, las versiones castellanas recopiladas por Aurelio M. Espinosa (padre e hijo, en Cuentos populares españoles y Cuentos populares de Castilla y León), la extremeña de José María Domínguez (Los cuentos de Ahigal) la elaborada por José María Guelbenzu (Cuentos populares españoles), así como la versión en gallego publicada en Antoloxía do conto popular gallego (editorial Galaxia), y una versión en mirandés (“La cunta de Juan Suldado”, de la informante: Albertina Moreno, 2001, disponible en internet).

Los teóricos del cuento 

Era un objetivo irrenunciable de mi versión sustituir las figuras de Jesucristo, San Pedro, el Condenado, el Demonio y la Puerta del Cielo del cuento de Fernán Caballero, por otras de contenido igualmente mágico, no-católico, y equivalentes en su función en la trama. Para dar coherencia a esta “restauración mágica” de la estructura narrativa y simbólica, se tuvieron en cuenta las observaciones de los siguientes teóricos, ambos en la línea del estructuralismo:

  • Antonio Rodríguez Almodóvar (Cuentos al amor de la lumbre) defiende que la introducción de las figuras de Cristo y San Pedro en el cuento de Fernán Caballero obedece a una cristianización posterior de símbolos que originalmente harían referencia a antiguas creencias animistas, por otro lado tan cercanas a la mentalidad infantil. (“Es en la esfera de la acción del donante donde se suele producir la incorporación de elementos de la religión cristiana, en sustitución de los más genuinos donantes: viejecillo, duendes, enanos, demonillos y hadas”, afirma Rodríguez Almodóvar en Los cuentos maravillosos españoles, ed. Grijalbo). Este estudioso de la tradición oral resalta además lo completa que está la versión de “Juan Soldado” (o “Juan sin Miedo”) realizada por Fernán Caballero. Tanto es así, que en el citado libro, donde Rodríguez Almodóvar realiza un proceso de “restauración” o reconstrucción de los textos originales basándose en su teoría de los arquetipos, se abstiene de reconstruir “Juan Soldado”; para reproducir tal cual el texto de la escritora germano-andaluza.
  • Vladimir Propp, en Morfología del cuento, y en Las raíces históricas del cuento, habla de la “sustitución confesional”, otra referencia a la cristianización posterior de personajes y símbolos pertenecientes a épocas pretéritas. (Como dice Ana Luisa Barquero en su artículo “El cuento popular en el siglo XIX”: “Tendríamos por tanto ya una introducción de elementos procedentes de la religión cristiana, que no sólo afectaría a la figura del donante –apariciones sobrenaturales positivas– sino tambien a la del propio agresor”). Así, en mi versión de “Juan Soldado”, el donante recupera su figura mítica de Mago (en lugar de Cristo), y se recupera una relación no-cristiana entre el personaje protagonista y el espectro o fantasma, así como en el resto de elementos sobrenaturales que aparecen en la historia (el Diablo-Cabra).

El texto de “Juan Soldado” se elaboró según los criterios que se acaban de describir, intentando no alejarse de estos propósitos fundamentales:

  1. Mantener la riqueza lingüística de la propuesta de Fernán Caballero.
  2. Mantener una estructura coherente a la hora de transformar una obra literaria (si bien muy cercana a la oralidad) en un guión-base de un proyecto escénico. Para ello se tuvieron en cuenta factores como la característica unipersonal del montaje, y la funcionalidad que caracterizará la propuesta escenográfica.
  3. Durante el proceso de ensayos, se convirtieron varios pasajes narrativos en acciones dramáticas que ocurren en el momento de la representación, en colaboración con el director de escena, y aprovechando al máximo los recursos que ofrece la escenografía.

La interpretación

Cuando los narradores montamos obras teatrales, solemos aportar una visión personal a todo el proyecto, no en vano estamos acostumbrados a trabajar solos y a elaborar a un mismo tiempo los guiones y la interpretación. 

En lo referente a la propuesta interpretativa, así como a la actitud que el personaje (una evolución de Juan sin Miedo) muestra ante lo sobrenatural, se tuvieron en cuenta las consideraciones de Montserrat Amores en su artículo “Los cuentos folclóricos de Fernán Caballero”: “ El carácter de los personajes de índole maravillosa se diluye debido a su presentación, a su caracterización y a la lengua en la que se expresan. En muchos casos lo maravilloso se presenta como superado. La razón estriba en que varios de los cuentos folclóricos de tipo maravilloso pertenecen a ese subtipo de cuento que Heda Jason llamó cuentos maravillosos carnavalescos. Así ocurre en "Juan Soldado" y "La suegra del diablo". En ellos, el protagonista no se inmuta ante el carácter maravilloso de los donantes, de los agresores o de los objetos donados. Tampoco creerá que está realizando una empresa extraordinaria al enfrentarse al diablo y vencerlo, o al utilizar los objetos maravillosos”. Algo parecido expresa Italo Calvino al hablar de su versión de Juan sin Miedo: “el protagonista demuestra una tranquila firmeza ante lo sobre natural, sin someterse a la sujeción de lo ignoto”. 

Asimismo, de cara a la construcción del personaje se tuvo en cuenta la siguiente consideración, también de Montserrat Amores: “Otra de las características que otorgan a este grupo de cuentos un carácter notablemente popular es la índole de los protagonistas y personajes no maravillosos que aparecen en estos cuentos. En todos los casos se trata de hombres y mujeres del pueblo, campesinos, jornaleros, artesanos... Fernán Caballero no personaliza ni individualiza a los personajes de sus cuentos. Los nombres que reciben son apelativos que los tipifican, destacando más bien su carácter de estereotipo.” En relación con este carácter arquetípico del personaje, está el uso que Fernán Caballero hace de la lengua popular, recreando recursos como las fórmulas de entrada, las llamadas al auditorio (un germen de lo que será la relación del personaje con el público), o la introdución de coplas y cantares.

La dirección escénica y la escenografía

Estuvo a cargo de Alexander Curcic, actor y director serbio formado en Bulgaria y asentado en Gijón, fundador de Teatro Plus. Licenciado por la Academia Nacional de Teatro y Artes Cinematográficas Krastyo Sarafov, de Sofía, donde el teatro de títeres tiene rango de carrera universitaria.

Porque desde el principio tuve claro que para expresar el mundo mágico del cuento hacía falta recurrir al teatro de títeres o marionetas. La escenografía la diseñó y realizó Olga Zeceva Curcic, la otra pata de Teatro Plus, búlgara, licenciada por la misma escuela. Sin su creatividad hubiera sido imposible montar “Juan Soldado”. Olga define así su trabajo con la escenografía: “La escenografia es un reflejo de la idea del espectáculo y la dirección, apoya la dramaturgia utilizando los medios del teatro de marionetas y objetos. La inspiración ha sido el espíritu tradicional del cuento, junto con la picaresca interpretación de Fernando Fernán Gómez”. Y Alexander sobre la dirección: “La dirección transcurre en la línea de la escuela búlgara del teatro de marionetas, donde la idea y el argumento discurren a través de la acción de los personajes. Como resultado del trabajo conjunto en el escenario de actor y director se define el texto en función de esta idea: descubrir a los personajes y sus creencias a través de sus acciones”.

Es de destacar también el cartel que diseñó Goyo Rodríguez, ilustrador burgalés asentado en Asturias. Creó una imagan impactante y sencilla que sintetiza el mensaje de la obra. El público, cuando sale del teatro y vuelve a ver el cartel, asiente.

El premio FETEN 2015 

En el contexto del FETEN, el público agradeció ver una obra de “texto”, donde se contara una historia sin recurrir a elementos audiovisuales, y se hicieran referencias a la actualidad, en una obra que se dirige a niños/as mayores de 5 años y a sus padres por igual, a un auténtico público familiar.

Al recoger el premio junto a mi hijo de 7 años, resalté que mi apuesta había sido confiar en la capacidad lingüística de los niños, optando por respetar al máximo el estilo de la autora. Por otro lado, también confié en que los pequeños iban a entender la simbología de la Puerta, esa separación entre los que viven muy bien, y los que malvivimos o tuvimos una vida “perra”, como Juan Soldado. ¿Cómo no lo van a entender, si son una de las principales víctimas de la crisis? 

 

 

Carlos Alba