A 1.1 1 Foto amor al arte

Amor al arte es amar lo artístico que cada uno crea, es crear por la sensación misma de crear sin esperar nada a cambio más allá del placer mismo del acto creativo. 

La necesidad de crearse a sí mismo es una forma que tiene el arte de sobrevivir en cualquier etapa independientemente del factor económico. El arte se abre paso por las diferentes y variadas capacidades que tenemos de crear.

El amor al arte mantiene oficios puros en etapas en las que no están de moda y también permite crear proyectos originales que, aunque a veces requieren más esfuerzos que beneficios, favorecen la continuidad de una especie creativa diferente a la establecida.

Y mientras hacemos el amor al arte también nos reinventamos.

Muchas veces el arte está al servicio de un sistema social, económico o cultural. Donde hay dinero alguien pone su arte y se presentan proyectos, muchos proyectos. 

Otras veces supone tanto esfuerzo buscar ayudas para proyectos que no están de moda, o presentar la propia ayuda requiere tanto esfuerzo burocrático, o incluso justificar la ayuda requiere tanto esfuerzo, que por el camino ya te has cansado de defender tu idea y justificarla y se te quitan las ganas de hacerla. Por eso, siempre cabe la posibilidad de decidir realizar el proyecto voluntariamente y más tarde estudiar qué opciones hay para conseguir remuneración o, simplemente, disfrutar de su aporte emocional para ti y para la comunidad.

También cabe la posibilidad de perder dinero por un proyecto y aun así sentir que estás ganando.

Defender los derechos de tu profesión y a la vez ser consecuente y fiel a ti mismo en todos los sentidos, requiere de un equilibrio emocional y es importante reconocer y aceptar positivamente que, en el camino personal, hay momentos en los que se puede decidir apostar por  proyectos imaginados y hacerlos realidad sin más, al margen de la burocracia y eso también dignifica la profesión.

El dinero dignifica el trabajo pero no le da siempre el valor que tiene, a veces es preferible no cobrar un trabajo que cobrar poco dinero y que parezca que ya está pagado, pero, por supuesto, siempre es mejor trabajar que no hacerlo, porque el que tiene un oficio no puede dejarlo a un lado solo por el hecho de que no haya dinero para ello.

Muchos de estos proyectos se consolidan y, una vez hechos, es posible encontrar un soporte económico.

Uno de los objetivos de la narración es generar demanda, y no solo como animación a la lectura, si no, sobre todo, como animación a la escucha.

Los mejores proyectos de mi vida los he realizado por amor al arte, y aunque algunos después me han dado de comer, otros me han aportado grandes experiencias y el resto se han consolidado. También he dejado un puñado de ellos cuando ya estaban funcionando y otras personas los han continuando, a veces las mismas personas que criticaban la parte voluntaria y la iniciativa del proyecto. 

Dignificar una profesión también puede ser ganar dinero con otros trabajos y no hacer cualquier cosa por dinero.

Se ha visto en la crisis de la Covid19 cómo los artistas se han volcado en las redes, ese miedo a desaparecer ha vuelto a sacar a la luz que el artista cuenta, interpreta o baila al margen de lo económico y aunque es necesario dignificar la profesión hemos visto que hasta con una mascarilla se cuentan cuentos, ¿qué hay mas indigno que tapar la boca para contar un cuento?

Puede ser muy digno contar cuentos para la amistad, el amor, la vida... en cambio contar cuentos, por ejemplo, contra la violencia de género, es ponernos al servicio del sistema, es mi opinión, un sistema que ha puesto palabras a sesiones de cuentos muchas veces por moda o tendencia sin profundizar en lo que suponen. Existen bibliotecas violetas, cuentos contra la violencia de género, cuentos contra las adicciones, cuentos para enmarcar temáticas… pero algunas veces no existe simplemente la confianza en el narrador profesional, en los mismos cuentos y en que el publico reciba lo que necesite recibir. Y opino que esto en la narración de cuentos tradicionales tiene más peso que en ninguna otra disciplina. Cuentos tradicionales que algunas veces, a algunos sectores, como todos sabemos, les parecen ofensivos porque, por ejemplo, un león carnívoro se comió a un ciervo.

Quizás no estaría de más que hubiera más subvenciones genéricas y de confianza para desarrollar proyectos espontáneos por amor al arte, sin tener que justificar cual enemigo público cada céntimo invertido en el proyecto ni presentar papeles infinitos. Pero esto sí es algo imposible.

Todo lo que se haga por amor arte, que son muchas cosas, me parece digno de mención, de valoración y de respeto, y aunque detrás estén los egos y el protagonismo, también podemos encontrar el deseo de realizar una creación o una participación por la satisfacción de llevarla a cabo.

Los cuentos llevan tanto conocimiento en su interior que son una gran fuente de inspiración para realizar proyectos desde diferentes fórmulas.

 

Referencias sobre el amor al arte

El cronista extremeño Alberto González Rodríguez, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Extremadura, nos dice sobre el amor al arte:

"Durante siglos lo que hoy se estima arte fue únicamente instrumento de difusión de ideas, creencias o valores de tipo religioso, áulico o fáctico al servicio de doctrinas, modos de pensar, sistemas políticos y otras formas de poder, según principios que solo a posteriori lograron que, lo que en su momento fuera otra cosa, pasara a ser valorado como arte. Todavía hoy el arte continúa siendo a veces solamente un instrumento de defensa de determinados sistemas de pensamiento, cuando no una mercancía estrictamente mercantilista.

Salvo el periodo del arte griego y su rescate en el Renacimiento, en que la obra artística alcanza entidad como creación que busca ante todo la belleza, durante mucho tiempo el arte fue algo meramente utilitario e instrumental, de motivación y valoración muy diferentes de lo que más tarde llegaría a ser. Incluso la etapa romana, de tan espléndidas realizaciones, es época en que realidades como el Panteón de Agripa, Coliseo de Vespasiano, puente de Alcántara, Columna Trajana o Arco de Constantino fueron obras sin más pretensión que la funcionalidad al margen de una estética buscada.

Solo a partir del Renacimiento el arte comienza a apartarse del sentido utilitario para buscar la belleza y la exaltación de los sentimientos; el artista tiene libertad para desarrollar su creatividad al margen de los códigos establecidos, y se abre el camino a que el arte no sirva a otra idea que a sí mismo y el artista ocupe el papel de protagonista principal.

Momento crucial en este proceso es aquel a partir del cual la obra de arte deja de depender del encargo o intención de un tercero –la Iglesia, el rey, el noble, el coleccionista…– para convertirse en algo perteneciente solo a la libre creatividad del autor. Como incentivo a este nuevo panorama de libertad creativa aparecen los certámenes, concursos y exposiciones que abren un nuevo sistema de relación entre el artista, su obra y el espectador. Surgen los salones académicos como medio para estimular a los artistas, y se abre la dialéctica entre los aferrados a las fórmulas tradicionales y los innovadores. Entre el arte oficial que pretende seguir determinando el hecho creativo y la rebeldía de los artistas que no aceptan normas.

Certámenes, concursos, exposiciones y actividades de todo tipo promovidas por las entidades públicas o las instancias privadas surgen en el panorama cultural para dinamizar el proceso creativo en libertad, ofreciendo a los artistas un amplio campo de posibilidades para la realización, valoración y proyección de su obra. A diferencia de tiempos anteriores, en que el artista creaba para otros, muchos lo hacen ahora solo para sí mismos".

El pintor Juan Bautista Sanz, nos dice esto sobre el amor al arte: 

"Frase que no me gusta nada en razón de la utilización que de ella se hace. Amar el arte, apasionarse con él, escapa al significado con el que habitualmente se dice el tópico. Que alguien ame el arte, que sea generoso en la entrega creativa, no quiere decir que no se le deba reconocimiento o remuneración por su trabajo. Se dice mal y se entiende peor. Se puede regalar el arte a quien uno esté dispuesto a regalar, porque la vocación cuenta y mucho, pero no justificarse nunca la generosidad del artista con la 'hermosa' tendencia de entregar el alma por amor al arte.

Digo esto al paso de no confundir una actividad profesional en torno al arte con ese 'por amor al arte' perverso". 

La Actriz e investigadora teatral Maite Tarazona, que ha realizado proyectos de investigación teatral basados en el silencio y la represión durante la guerra civil española, publicó un articulo el 27 de Febrero del 2015 sobre el amor al arte en el periódico de las artes escénicas Artezblai que nos dice así:

"Redes de "Esta agua no beberé" de la que beberás: por amor al arte.

Redes de nómadas imperturbables, sin casa, con oficio y sin beneficio a la espera de esos tiempos mejores que uno siempre espera por llegar: por amor al arte.

Redes de producción y distribución unipersonal, gestión de transportes, pagos y gestiones de piezas teatrales deficitarias mantenidas con vida por trabajo, por dignidad y por hacer lo que uno vino a hacer, que es contar historias de la mejor manera posible: por amor al arte.

Por amor al arte uno paga a otros sin cobrar: por amor al arte.

También por amor al arte se viven las experiencias más preciosas dentro y fuera de un escenario, por amor al arte se ve brotar la risa, la lágrima o el más puro desconcierto. Por amor al arte las noches en vela se convierten en carrusel de imágenes a las que uno se sube sabiendo que formarán parte de su próximo trabajo, sin saber ni cómo ni porqué. Por amor al arte se encuentran personas preciosas en la vida a las que uno da una y mil veces gracias por conocer.

Por amor al arte seguimos contando y encontrando(nos).

Por amor al arte nacen proyectos que a veces salen adelante.

El amor al arte contiene la plenitud y los duelos más profundos.

El arte es el amor por la vida y el amor por la vida es arte.

Y sí, trabajo por amor a ese arte en el que sobrevivo y del que todavía no sé cómo vivir".

La escritora y novelista Bilbaina Lorea Otsoa Honorato, escribió en septiembre del 2009 este artículo sobre el amor al arte: 

"¿Quién no ha escuchado la célebre frase "por amor al arte"? Es un enunciado manoseado hasta la saciedad, que se pronuncia casi de manera inconsciente, y la mayoría de las veces en un tono despectivo, no sé si con razón o sin razón. Parándome un momento a pensar en el significado de la frase, y sobre todo el tono en el que se emplea, me pregunto si no estaremos viviendo una crisis global de vocaciones.
En los últimos tiempos todo avanza muy deprisa y nos hemos visto empujados a una sociedad cada vez más competitiva, materialista y consumista. El todo vale, a la hora de ganar dinero, se ha ido instaurando en nuestras vidas convirtiéndose en una constante que parece no querer abandonarnos fácilmente.
Resulta extraño encontrar a alguien que trabaje, o se dedique a algo en concreto por pura vocación, por amor al arte, por el simple hecho de que es lo que siente que tiene que hacer, independientemente de que esto le reporte pingües beneficios, y casi más extraño es encontrar personas que comprendan que no todo en la vida pasa por tener una cartera bien abultada.

No todo en la vida es dinero, no todo ha de hacerse en nombre del dinero, y en definitiva, el dinero en sí, no es más que eso, dinero".

Película Mangoré, por Amor al Arte, la historia de un guitarrista paraguayo. Aquí podéis ver el tráiler de la pelicula.

Liliana Almendros, poeta argentina, nos habla así del amor al arte: 

"Por amor al arte; vivo, existo, respiro...

Por amor al arte, escribo cada poema.

Por amor al arte, van mis suspiros...

Por amor al arte, estoy en escena!

Escribiendo, actuando…

Provocando en  todos, sonrisas y penas...

Por Amor al arte; pinto de colores lo que es invisible...

Manejo los ánimos, con un simple chiste...

Por amor al arte, vivo enamorada...

¡Enamorada del mismísimo amor, yo vivo!"

 

Y para terminar escribo:

El amor al arte tiene presencia

viste un traje elegante

le he visto pasear por los parques 

las ciudades y  los aires.

Es un timón navegante

que te lanza a lo imposible

por amor al arte

y  a veces

 es una alfombra

que todo el mundo pisa

 requeté pisa

y confunde con limosna.

Y  entonces  pierde el sentido

un instante

y  luego lo encuentra 

por amor al arte.

Sandra Cerezo Alemán

 

Este artículo pertenece al Boletín n.º 89 – Por amor al arte