En el norte de Nigeria un grupo de mujeres escriben y publican libros que desafían la sharia, la ley islámica en vigor en muchos lugares del país de mayoría musulmana. Historias de dramas familiares, relecturas de la Cenicienta o historias más oscuras. Libros escritos en lengua hausa que forman un género llamado Littattafan Soyayya, libros de amor. Las mujeres escriben a mano, pasan el texto al ordenador y venden los libros en el mercado de Sahel. 

A veces piden a artistas locales que diseñen la cubierta y pagan la impresión de unos pocos centenares de copias.

Glenna Gordon, fotógrafa, encontró a estas escritoras. Tenéis sus fotografías en el libro Diagram of the Heart.

Las mujeres iraquíes tienen los darmi. Cantos populares que se recitan en dialecto iraquí y no en árabe clasico estándar. Poemas conocidos oralmente que se heredan de una generación a otra. La palabra darmi es posible que provenga del término Daramah, verbo clásico que significa hablar entre dientes, en voz baja o sigilosamente.

Dicen que las brujas son amigas entre ellas.

Las mujeres que encuentro por los pueblos de Aragón narran momentos de su vida apoyándose las unas a las otras con la mirada, añadiendo algún detalle, comentando en voz alta. Ríen formando un collage de caídas y sustos: «me hice una herida en la frente que parecía un volcán» y luego se vuelven serias para añadir su opinión, su pensamiento. «Los recuerdos no se borran del todo nunca».

Pasan de la voz a la escritura. «Yo tenía una abuela que tenía un diario y todos los días escribía lo que hacía. El diario decía: día tantos de tantos y con letras historiadas: He bajao a la cantera, he cogido un cántaro de agua, he subido por la cuesta, he ido al corral, me ha puesto un huevo, he ido al mirador. He cogido un capacico de avena y se lo he echado a la burra. He subido a la cocina. Su vida contaba. He ido a misa pero no me he confesado. Los albañiles se lo llevaron cuando las obras. Me hizo mucho duelo. Se lo llevaron, pero no creas que se lo llevaron con curiosidad, lo tirarían. Igual lo tirarían sin saber lo que era a los escombros».

Este hilo que enhebramos hablando es la nueva tradición. Mujeres que se quedan muy quietas para recordar mientras hablan, esfinges.

Las mujeres afganas tienen los Landays. Landay significa literalmente el breve. Poema muy corto, dos versos cantados, vocalizado de modos distintos según las regiones. Brevedad y ritmo. Melodías que exaltan el amor, el honor y la muerte. Las mujeres se imponen como creadoras, autoras, aunque en anonimato, y sujeto de los cantos. De boca a oído.

«Amor mío, ven a domarlo, el corcel de mi corazón ha roto todas sus bridas».

Una mujer contó que su voz calma. Ella lo sabe. Si habla lento al oído de la persona que se duele, calma el dolor.

Otra mujer contó de esa vez que fue a buscar rebollones y se alejó tanto que no reconoció el paisaje. Asustada caminó a la deriva hasta que encontró a un hombre: «Te doy los rebollones si me das el camino», le dijo.

En una sesión de narración recité este Landay:

Tengo en la mano una flor que se marchita,

no sé a quién dársela en esta tierra extraña.

Una mujer del público tendió la mano abierta y dijo: «A mí».

Dicen que si una bruja no transmite su sabiduría antes de morir, sufre lo indecible en su lecho de muerte. Basta que otra mujer le tome de la mano y acepte así recibir su poder para que la bruja pueda morir tranquila.

 

Cristina Verbena

Este artículo se publicó en el Boletín n.º 71 – El arte en femenino como arma de resistencia

 

Referencias de este artículo:
Revista Internazionale. Reportaje sobre Glenna Gordon.  Puedes leerlo aquí
Memoria de los talleres: Del libro al labio realizados por pueblos de Aragón por Cristina Verbena.
 
Bibliografía:
Sadoun, H. (ed.) (2018) No son versos lo que escribo. Breve antología del canto popular de la mujer iraquí. Olifante, Ediciones de Poesía, Tarazona.
BahodínMajruh, S. (2002) El suicidio y el canto. Poesía popular de las mujeres pastún de Afganistán, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid.
Milani,M. (20016) Streghe, mortiedesserifantasticinelVeneto, Essedra Editrice, Padova.