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Todo acto de Narración Oral tiene tres elementos mínimos fundamentales: un público, un relato y una persona que lo cuente. Si la narración está bien construida y transmitida, y el público se siente parte, ocurre que los tres elementos se mueven al unísono. Es una sensación fantástica sentir el acto conjunto, una experiencia que genera lazos y pertenencia y que permite a las personas que allí están, por un momento breve, ser parte de la tribu.

La Narración, además, es respetuosa con el imaginario de cada cual, permitiendo a cada persona imaginar su cuento al mismo tiempo que lo comparte con el resto. Cada persona, al “escuchar” la historia, es co-creadora del relato y lo construye con sus propias imágenes. Si esto no es inclusivo, no sé qué puede serlo, pero ¿qué ocurre cuando alguien en el público no puede oír lo que se cuenta? ¿O no entiende lo que está ocurriendo para poder aportar su parte al proceso de creación? 

A pesar de lo amplia y versátil que es la Narración Oral por su sencillez, que no simpleza, tiene sus límites. Al haberla sacado de los hogares y comunidades, donde todo el mundo se conocía, para adaptarla a teatros, aulas, bibliotecas, bares, etc. el público suele ser desconocido entre sí y con la persona que narra. Los primeros minutos de una sesión de cuentos suelen dedicarse a conocerse y establecer el ambiente adecuado para la escucha pero, ¿y si hay alguien en el público que no puede sumarse a esa experiencia colectiva? ¿Qué hacemos?

Si queremos que la sesión sea realmente inclusiva, debemos tener conciencia de las diversidades funcionales y los tipos de barrera que existen con respecto a ellas. Conociendo previamente los límites y potencialidades de las personas del público, nos será más fácil buscar en nuestro repertorio y adaptar las historias más adecuadas, la expresión y la forma de comunicar.

Los tipos de barrera pueden ser de muchas clases, siendo las sensoriales y las intelectuales las que más pueden influir en Narración Oral. Quizás no se nos vea u oiga: ¿dónde nos situamos?, ¿cómo nos hacemos “escuchar”?; quizás no se nos entienda: ¿cómo apoyamos la oralidad con otras lenguas y códigos para poder llegar a esas personas que se están quedando fuera de la experiencia?
Es algo en lo que no solemos reparar, pero que se puede tener en cuenta a la hora de preparar nuestra sesión.

La labor de la persona que cuenta es esencial, ya que en ella recaerá casi todo el trabajo de adaptación y eliminación de barreras. Podemos adaptar el relato, incluir o cambiar apoyos, buscar formas diferentes de transmitir… Echemos un vistazo rápido a estos elementos.

En cuanto al RELATO, es importante considerar el equilibrio entre la simplicidad y la riqueza del contenido, evitando los detalles sutiles que en ocasiones pueden resultar excesivos haciendo que el público se conecte en las partes más lúdicas o claras y desconecte en las partes más “liosas”. En este caso, los relatos de tradición oral tienen historias atractivas y, en general, fáciles de comprender y seguir, por lo que suelen ser una opción ganadora.

En cuanto a los APOYOS, -intérprete de lengua de signos, objetos, agendas visuales, recursos sensoriales, etc.- pueden ser la diferencia entre que nos entiendan o no y, aunque a veces parezca que restan a nivel de escena, permiten que todas las personas sigan la historia y pertenezcan a la tribu.

En cuanto a la EJECUCIÓN a veces ocurre, al contar para personas con diversidad funcional, que “ahuecamos” la voz, usando un tono que pretendemos resulte más “pedagógico”. Este gesto rompe la idea de tribu y hace que la Narración Oral no llegue al máximo de sus posibilidades, cuando se trata simplemente de contar con “nuestra voz”, con la mayor naturalidad posible.

Como decíamos al principio, la Narración Oral, en sí misma, es una de las artes escénicas más inclusivas y respetuosas que existen. Trabajando el relato, los apoyos y la ejecución, podemos hacerla aún más, si cabe. Este trabajo depende de todos los narradores y narradoras que con ella contamos. ¡Mucho ánimo!

Néstor Bolaños

Este artículo forma parte del BOLETÍN N.º 65 Sep18 – Narración oral y diversidad funcional/discapacidad.