En el año 2006 yo todavía contaba a dos voces: tenía la suerte de compartir escenario y trabajo diario con mi amiga Mariel Ortiz. Quizás fue por eso que las Bibliotecas Municipales de Rivas Vaciamadrid pensaron en nosotras para realizar una actividad encaminada a contar cuentos entre varias personas. 

La idea del festival 'Lloviendo cuentos' era dedicar la primera tarde del festival a una sesión de cuentos contados a dos voces o más, en uno o en más idiomas. Mariel y yo nos pusimos a la tarea y realizamos un taller con el que preparar dicha sesión de cuentos. En estos talleres había ciertas cuestiones sobre las que hemos venido insistiendo año a año ya que eran los retos mayores para los nuevos contadores: 

  • Contar, no hacer teatro: muchas familias llegaban con la idea de repartirse los papeles del cuento y representar la historia transformándola en una pieza teatral. Entender la diferencia entre narrar y actuar era una de las primeras cuestiones en las que hacíamos hincapié. 
  • Confiar. Contar a dos voces requiere grandes dosis de confianza en ese otro que está contando contigo. Estar en el escenario sin decir nada, disfrutando de lo que cuenta el compañero, no es nada fácil. Cuando el compañero es tu hijo o hija la cosa se complica en extremo. A los orgullosos progenitores nos cuesta mucho tener la paciencia suficiente. En cuanto el pequeño del dúo se demoraba un poco en su silencio, el padre o la madre empezaba a realizar preguntas: ¿y qué pasó?, ¿y qué hizo tal o cual personaje?, ¿lo cuento yo?... Algo que entre adultos nos parecería muy poco respetuoso, se repite en estos dúos una y otra vez. Respetar al otro y sus tiempos y compartir con los hijos un espacio de igual a igual es una experiencia muy enriquecedora para ambos. 
  • Por encima de todo, disfrutar: subirse al escenario es una exigencia muy dura y, sin duda, supone un gran nivel de exposición, a veces por la insistencia de los padres, pero a veces también fruto de los mismos niños y niñas, los participantes terminaban estresados, ensayando muchas horas, preparando grandes producciones que terminaban por arruinar el sentido de la sesión: pasar un buen rato compartiendo historias.
  • Trabajar la sesión de cuentos como un montaje conjunto, no como una sucesión de cuentos. Desde el principio trabajamos con las familias para consensuar algún elemento común en los cuentos, alguna introducción que diera cohesión a las sesiones. 

Después del trabajo previo las sesiones eran una delicia, las parejas se crecían en el escenario y el resultado era muy bueno. Lamentablemente los últimos años el taller se ha ido reduciendo a una sola sesión e incluso algunos años no hemos podido realizarlo pero al menos la sesión de 'cuentos a dos voces' ha perdurado en el tiempo, al menos hasta diciembre de 2014. 

Durante todos estos años ha habido innumerables anécdotas: familias que han contado varios años seguidos, niños que hemos visto crecer en altura y en capacidad de expresión, cuentos en inglés o en francés. Han participado sobre todo familias que contaban de a dos, de a tres... durante algunos años participaban también el aula de integración del ayuntamiento con todos los niños y niñas que acudían a sus actividades. Además a veces se producía un efecto contagio y algunos miembros del público pedían salir también a contar; así la sesión termina durando varias horas.

Hace poco me encontré con una familia que había participado varios años seguidos. Me preguntó que cuándo sería la siguiente y me dijeron que ya tenían pensado el cuento que iban a contar este año. Lamentablemente no pude darles buenas noticias: durante 2015 el festival no se realizó con la idea de cambiarlo de fecha pero al día de hoy no se sabe cuándo se va a realizar, de hecho ni siquiera se sabe si se realizará. Ojalá no se pierda este festival y esta sesión a dos voces que ha resultado una experiencia tan gratificante durante todos estos años. Me queda, al menos, la esperanza de pensar que las historias que contaron y la misma historia de su participación quedarán en su memoria para siempre. 

 

Estrella Escriña