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El tema central del Festival de Narración Oral de Chennai (India) de 2015 que tuvo lugar del 4 al 15 de Febrero fue “Narración Oral para la Enseñanza y la Capacitación” Este ensayo recoge algunas de las ideas generadas en relación a dicho Festival.

La cultura hindú tiene claro el valor educacional que la narración oral posee. La historia en la que se enmarcan las fábulas de animales que componen el Panchatantra nos lo demuestra claramente:

Erase un Rey que tenía tres hijos. Los príncipes parecían un poco desganados y aburridos. Eran incapaces de aprender con los métodos tradicionales. Su padre, el Rey, estaba muy preocupado por su futuro y, por ende, por el futuro de su reino. Finalmente, un viejo erudito llamado Vishnu Sharma fue requerido. "Poderoso rey," dijo el sabio, "más importante que el conocimiento es saber cómo usarlo”. Y prometió que en el transcurso de  seis meses ayudaría a los príncipes a convertirse en jóvenes inteligentes y brillantes. Su método: les contaría historias a los príncipes y realizaría debates sobre las mismas con ellos. Tras seis meses, su método se demostró sin lugar a dudas efectivo.”

El Panchatantra es una de las más famosas colecciones de fábulas de animales del mundo. Estas historias junto a los cuentos Jataka (los cuales ilustran los principios del Budismo), los episodios épicos y los cuentos de tradición oral en general, hacen de la India uno de los lugares más ricos en historias y en centros de narración oral, un recurso del que el resto del mundo se nutre.

 

Enseñando y aprendiendo con la narración oral

Pero exactamente, ¿de qué manera las historias, la narración oral y la reflexión que ellas suscitan, al relatarnos mentalmente lo escuchado (storying), pueden utilizarse para enseñar y aprender?

Cualquier tema se puede presentar en forma de relato, de manera que la materia a tratar resulte más emocionante y memorable. 

La Historia, por ejemplo, se enseña habitualmente en términos de grandes eventos, sus fechas, localizaciones y los nombres de las personas involucradas en los hechos; o también en términos económicos, sociológicos o de factores culturales. Los estudiantes pueden encontrar áridos estos acercamientos.

Enseñar con historias puede ayudar a implicarse, a encontrar o construir personajes que den cuerpo a hechos o conceptos abstractos. Si los que escuchan logran sentir empatía con estos personajes y sus aventuras, tenderán a prestar más atención a lo que les estamos contando, a reflexionar sobre los temas que la historia propone y a absorber y retener la información que el relato contiene.

Independientemente de que los personajes sean humanos, animales, dioses, marcianos, etc.,  todas las historias tratan sobre situaciones. En un contexto de oralidad, los actantes que participan del cuento, tanto narradores como oyentes, pueden proyectarse en los personajes de la historia e imaginarse ellos mismos en las situaciones que se  proponen, al tiempo que son susceptibles de hallar reflexiones sobre sí mismos en lo que se cuenta.

Los participantes pueden reflexionar sobre si harían las cosas de la misma forma que los personajes de la historia o, por el contrario, si actuarían de manera diferente. Esto da a los participantes la oportunidad de practicar, de un modo imaginario, cómo vivir sus propias vidas.

El aprendizaje a menudo implica comenzar por lo conocido, y luego utilizar eso que uno sabe para comprender lo que desconoce. Esta conexión la podemos conseguir a través del uso de figuras retóricas como el símil (una cosa es como otra) o la metáfora (una cosa representa a otra).

“Relatarnos” nos ofrece una ventana al pasado y al futuro al tiempo que también nos da opciones para el presente. “Relatarnos” ayuda a comprender y a sentir empatía por otros individuos y culturas. En el proceso de relatar se establecen conexiones y se alienta la comprensión entre las gentes.

El estímulo de la imaginación puede ayudar a los participantes a desarrollar “fluidez metafórica” lo que implica encontrar similitudes entre cosas, y poner en contacto el mundo interior y el mundo exterior. Cuando se escucha una historia es común que en la mente resuenen experiencias similares que tuvieron lugar en la propia vida del oyente.

Los tipos de historias que se usan para enseñar y aprender incluyen:

  1. Relatos tradicionales (cuentos de tradición oral, epopeyas, leyendas, mitos, etc).
  2. Experiencias de la vida diaria (y otras historias verídicas e históricas).
  3. Relatos originales.

El currículo puede a veces parecer que tiene poca relación con la vida de los estudiantes. Para que estos se enganchen y se involucren, resulta útil que exploren sus propias experiencias, incluidas las familiares, de barrio, sociales y de grupos profesionales.

A través de este tipo de narraciones el alumnado puede representar e interpretar lo que experimenta. De este modo, la narración oral establece una conexión entre aprendizaje y vida. Esto pone en valor sus experiencias y emociones y les ayuda a reflexionar sobre sus vivencias, a conocerse a sí mismos y a llevar a cabo una educación individualizada.

Todo lo arriba expuesto hace que la materia curricular cobre vida a través de su presentación y experimentación. Para poder hacerlo realidad vamos a revisar cómo se involucra la gente en el proceso narrativo y de qué manera esto puede ayudarles a mejorar.

 

Visualizando imágenes, reconociendo patrones, desarrollando un sentido del relato y encontrando significado en la experiencia

Un narrador oral tiene una visión interna de los sucesos de una historia y comunica esta visión a los oyentes.

Cada oyente, a su vez, compone una relación de imágenes únicas en su mente conforme escucha el relato. Entonces, cada oyente combina sin esfuerzo estas imágenes elaborando un todo repleto de sentido.

Un relato puede ser definido como una serie de sucesos conectados. Uno de los modos en que los humanos damos sentido a la experiencia es por medio de la organización de dicha experiencia en relatos. A través de lo relatado la gente desarrolla un “sentido de la historia”. Los adultos pueden dar por hecho que en las historias, lo mismo que en el día a día, una cosa lleva a la otra, los hechos están conectados y las acciones tienen consecuencias. Pero los niños tienen que aprender esto y una de las formas en las que pueden hacerlo es escuchando cuentos.   

Cuando contamos historias basadas en experiencias personales propias, a menudo, se tiene la sensación de estar simplemente recordando lo ocurrido. Pero lo que sucede realmente es que lo que ocurrió cobra sentido. Por medio del relato nos reconciliamos con el mundo, y armonizamos nuestras vidas con realidades más amplias. Reformulando y contando las experiencias difíciles, los individuos y las sociedades pueden superar traumas y curarse.

Relatar hace que los más pequeños adquieran el hábito de organizar datos en secuencias que van progresando desde un principio, pasando por un nudo, hasta un desenlace, y que se sostienen de un modo cohesionado como unidad propia con relevancia y significado. Los componentes de estas unidades “son un sumatorio de algo”. Esto ayuda a los niños a “poner las cosas en su sitio”, a dar sentido a la experiencia en la historia y en la vida. Relatar ayuda a los pequeños a reconocer patrones de comportamiento y acciones, a que las situaciones les resulten familiares en el momento en que se producen y puedan predecir su devenir.

Animemos al alumnado a que piense en los “puntos de inflexión” que hay en las historias. Esto puede llevarles a considerar lo que los personajes hacen y lo que podrían haber hecho. En el proceso, estarán cada vez más capacitados para aplicar a sus propias vidas los conocimientos adquiridos en las historias. Los niños pueden “negociar su significado” y “tomárselas a pecho”.

Relatar permite a los oyentes encarar y tener en consideración un amplio abanico de situaciones, ser conscientes y controlar sus emociones. Los elementos de las historias pueden ser personificaciones de ideales poco definidos, amorfos, ideas, y emociones (miedos, esperanzas, etc). Los niños comienzan a ser capaces de contar historias cuando adquieren, en el contexto relacional, la habilidad para verbalizar sus experiencias. Utilizamos los relatos para dar forma una y otra vez a nuestras vidas, para imaginar lo que podría o debería haber pasado, para revisar lo que realmente ha ocurrido, y para expresar nuestros deseos e inquietudes sobre lo que podría ocurrir. También para compartir todo esto con otros.  

En la narración oral la experiencia sensorial se acentúa, ya que se apela a todos los sentidos: gusto, tacto, olfato, oído y vista. La capacidad de articular los sentimientos propios y ajenos también se desarrolla.

Gracias al acto de reflexionar sobre lo narrado, la memoria se mejora y la capacidad de atención se incrementa. Los oyentes se enfrentan con nuevos patrones del lenguaje (gramática), y con un nuevo vocabulario.

En resumen: el orden puede ser instaurado en el mundo del oyente a través del uso de de la imaginación y el pensamiento: Visualización. Reconocimiento de patrones (lo que conlleva la habilidad de predecir el desarrollo de las situaciones, tanto en las historias como en la vida). Toma de decisiones.  Dotación de significado.

 

Desarrollando un sentido del Yo

La reflexión sobre lo narrado puede ayudarnos a  desarrollar nuestro propio Yo, o bien, ciertos aspectos del propio Yo. Una forma en la que una persona puede desarrollar su propio Yo es mediante un diálogo interno imaginario con el narrador/autor de una historia, y con sus personajes. A cada paso del camino, el oyente considera cómo los personajes se comportan y cómo se presenta la historia.

Con la escucha, los oyentes están expuestos a distintas formas de manejar las situaciones, a distintos tipos de personajes y a diferentes rasgos de personalidad. Pueden plantearse diferentes formas de resolver problemas, pueden plantearse qué tipo de persona son, y cuál les gustaría ser. Reflexionar sobre lo relatado puede ayudar a los oyentes a tomar decisiones inteligentes sobre su futuro. Al explorar los territorios que la historia plantea, los narradores y los oyentes pueden explorar el mundo y sus reacciones dentro de él. A través de la narración, por tanto, nos exploramos a nosotros mismos.

Hoy en día son pocos los países en los que pervive la monarquía, sin embargo, la realeza persiste en el reino de los cuentos tradicionales. Como símbolo, como metáfora, la realeza puede representar la auto-realización, la consecución de los propios potenciales individuales, el triunfo de la auto-conciencia y del auto-conocimiento y el dominio de los deseos y los impulsos propios y, por tanto, el autocontrol sobre uno mismo y su propio destino. Un rey, una reina, un príncipe, una princesa, representan un Yo fuerte, un Yo que no es zarandeado por las circunstancias, y que no reacciona a ciegas y automáticamente ante situaciones desafiantes y provocadoras.

 

De la oralidad a la alfabetización

Contar y escuchar historias proporcionan una base sobre la que construir el aprendizaje y la enseñanza.  Una vez que se ha adquirido confianza en el uso de un vocabulario básico y de las estructuras gramaticales, una persona puede sentir la confianza suficiente para probar esto "sobre papel " mediante la lectura y la escritura. Esta capacitación cultural de la persona es lo que hace posible que exista una relación posible y significativa con la lectura y la escritura. Así es como se logra la alfabetización.

Una vez convertidos en expertos en visualizar las imágenes mientras escuchan las narraciones orales, esta destreza se aplicará a la hora de la lectura. Del mismo modo, con la lectura de historias escritas se empieza a comprender los patrones inherentes a las narraciones orales. Una vez que dominan el arte de la narración oral de sus propias experiencias personales, pueden sentirse lo suficientemente seguros y entusiastas para ponerlas por escrito. Hacer que los niños se turnen a la hora de contarse historias es una excelente manera para ayudarles a ensayar antes de intentar ponerse a escribir una historia.

 

El proceso de la narración oral

La narración oral se puede definir como el uso de la propia voz y el cuerpo para relatar una historia a uno o más oyentes. Por supuesto, hay muchas otras maneras de presentar historias. Cuando contamos una historia, podemos utilizar expresiones faciales, gestos, lenguaje corporal, y una variedad de tonos de voz, para hacer llegar nuestra historia. Uno tiene que decidir qué detalles y qué efectos dramáticos incluir o excluir. Estas son decisiones que habrá que tomar: cómo organizamos y editamos nuestra historia buscando la claridad y la belleza del relato. Cuando la gente practica la narración oral, su miedo a hablar en público a menudo se reduce. Contar una historia puede ayudar a los estudiantes no sólo a  enfrentarse a los demás, sino también a escuchar y a responder a otros, mejorando habilidades vitales para la comunicación y el trabajo en equipo.

 

El renacer de la narración oral

En la India, en el año 2015, la narración oral está recuperando una posición de respeto en la sociedad. Las videoconferencias están a la última y cada vez está más claro que la tecnología facilitará que la narración oral sea fundamental para la comunicación humana. Esto es así especialmente en relación a la narración oral conversacional que versa acerca de lo que uno hizo esta mañana y lo que uno espera hacer esta tarde, y acerca de cómo la vida va en general.

Las escuelas y facultades están dando poco a poco el espacio curricular para la narración de cuentos, y están incorporando la técnica de la narración oral como una técnica de aprendizaje y enseñanza.

Este artículo ha sido redactado por el Dr Eric Miller (Director del Instituto Mundial de Narración Oral) y el Festival de Narración Oral de Chennai. Dr Eric Miller es miembro de Narradores Orales de Chennai y quiere agradecer a los miembros de este grupo sus aportes en relación a este ensayo.

 

 Eric Miller

Artículo traducido por Sonia Carmona

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Este artículo forma parte del Boletín n.º 37 de AEDA: Narración oral en el aula

 

Para leer más sobre este tema:

Statement on Storytelling (1992), http://www.ncte.org/positions/statements/teachingstorytelling, by USA National Council of Teachers of English.

Storytelling: The Heart and Soul of Education (1998), http://files.eric.ed.gov/fulltext/ED426398.pdf by Pacific Resources for Education and Learning ( http://prel.org/).

Storytelling in Education? YES (2006), http://www.storynet.org/resources/YES%20Position%20Paper.pdf by Youth, Educators, and Storytellers Alliance (http://yesalliance.org/).

Storytelling as a Tool for Teaching and Learning (2015)  http://www.indianstorytellingnetwork.org/2015k.pdf by Kathalaya (http://www.kathalaya.org/).

Storytelling Workshop for Teachers: Notes (2015), http://www.storytellinginstitute.org/12.html by World Storytelling Institute.