Tanto se ha hablado de ti que pareces

etéreo, inalcanzable, inexistente...

Pero ahí estás, pululas por el aire

y te instalas a lado y lado del cuerpo.

Vas de mano en mano

y de hombro en hombro en el baile;

de frente a frente, de atrás atrás,

hasta dejar de lado a todo lo demás.

De pronto haces parte de la picaresca:

«Cuando dos se están queriendo

y se encuentran en un baile,

el deseo hace que se saluden con los pies

pa que no se entere nadies...».

Brincas sin ninguna consideración,

te regodeas, te explayas,

te multiplicas, te extralimitas...

Quien te conoce no te compra,

pero, si no, hay que arriesgarlo todo:

la vida y el futuro, seguro que valdrá la pena.

 

AmaliaLú Posso Figueroa