Término de etimología griega que significa 'sin nombre'.
En la narración oral se usa tanto haciendo referencia a lo narrado como al narrador en sí.
Así, la historia, cuento o leyenda narrada será anónima cuando su fuente y/o autor no se conocen, como sucede en los cuentos tradicionales. Pero a veces ocurre que, en los cuentos más actuales, aunque se conozcan el nombre y apellidos del autor, no se dan a conocer, bien por desconocimiento, bien por desinterés o bien por desconsideración. A pesar de que el narrador, al contar un cuento ajeno, lo hace en cierta medida suyo, es importante que los narradores citen la fuente de donde han tomado el texto narrado.
En lo referente al narrador oral, ocurre algo parecido: a pesar de tener nombre, apellido y estilo definidos, ocasionalmente no aparece especificado en las programaciones de sus sesiones, y es sustituido por el genérico «cuentacuentos», que, además de desinformar al público, no lo instruye en la enriquecedora diferencia de estilos en el arte de contar (más allá de la historia narrada) y le transmite la falsa idea de que es esta una información innecesaria, ya que «más o menos, todos los cuentacuentos narran las mismas historias de una forma muy parecida».
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