La formación en el ámbito de la narración oral es el proceso de adquisición de conocimientos y herramientas precisas para el buen desarrollo de este oficio artístico. Por la peculiaridad de este oficio nuestro, actualmente, son múltiples los itinerarios de formación, casi tantos como narradores hay. En este sentido, merece atender al completo estudio monográfico sobre itinerarios de formación que es El Aedo #3.

Al hablar de formación, deberíamos distinguir entre formación previa y formación continua. La formación previa es aquella que se realiza antes del desempeño del oficio, bien podrían ser estudios más cercanos al cuento, la lengua y la escena como: filología, literatura, teatro...; estudios vinculados a otros oficios que puedan aportar al desempeño de la narración como: música, clown...; estudios específicos de narración: cursos y talleres más o menos formales, generalmente impartidos por otros narradores, o incluso otros estudios que, en principio, no tienen por qué tener relación con el oficio pero que pueden sumar a la búsqueda de la propia voz.

La formación continua es aquella que se va realizando al mismo tiempo que el desempeño del oficio y es especialmente necesaria en los oficios artísticos. Esta formación precisa de la reflexión habitual sobre nuestro trabajo y el de nuestros compañeros y también de la continua adquisición de conocimientos y herramientas que permitan la perfectibilidad de nuestra labor.

El gráfico que sigue es una propuesta de formación continua en la que el narrador se nutre (y nutre a otros) en un esquema siempre bidireccional. Valgan como mentores los modelos, referentes, maestros... para el narrador. Y a todo esto habría que añadir la continua lectura de libros, artículos y reflexiones de compañeros y estudiosos del arte y oficio de contar.

 formacioncontinua

En esta entrada también hemos de hablar de la formación impartida por narradores. Este es uno de los ámbitos de trabajo más habituales del oficio y suele estar dirigido a otros profesionales: profesorado, educadores, bibliotecarias, familias... para mejorar la expresión oral, la organización del discurso, el conocimiento de los rudimentos del cuento contado, etc.

También los narradores imparten formación a otras personas que quieren ser narradores. Hay formatos muy diversos: cursos, talleres, seminarios, mentorados..., incluso escuelas de narración. En general, por lo menos en la actualidad, no hay una coherencia en cuanto a contenidos. Suele tratarse de una formación muy personalista sin materias consensuadas con otros expertos y plantea, al menos, dos cuestiones vinculadas con el código deontológico del oficio: por un lado, hay narradores que más bien parecen talleristas, como si su oficio no fuera otro que el de formador, y, por otro, no parece que hayamos reflexionado en profundidad sobre la responsabilidad del formador con respecto a sus alumnos que, en muchos casos, salen a contar sin una formación completa y sin una base sólida y se convierten en un lastre para el colectivo.

Por último, merece la pena recomendar este breve documento elaborado por la mesa de formación de AEDA sobre las líneas de acción sugeridas en la formación de los narradores orales, y que aquí os enlazo.

Pep Bruno