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Hace ya unas décadas M. Nisbert describió que la característica fundamental de la cooperación cultural se basa tanto en el acuerdo sobre normas organizativas como sobre objetivos. Bien es cierto que también se habla de cooperación espontánea, tradicional y automática en multitud de hechos culturales, pero los trazos de la cooperación objeto de diseño, gestión y articulación desde fundamentos públicos o privados se fundamentan en la coordinación de acciones entre instituciones, empresas o gobiernos desarrollando planes de marketing conjunto.

Cada vez más los temas de cooperación son de uso común y poseen una mayor  difusión en los medios de comunicación y  la sociedad en general.

El trabajo cooperativo entre las bibliotecas, las administraciones, instituciones,... desemboca en una mejor y más efectiva comunicación, trabajo en equipo, reducción de gastos y, en definitiva, la optimización de recursos, así como la unión de los esfuerzos por conseguir un fin común.

Los profesionales que trabajamos en el ámbito cultural (animadores y gestores culturales, bibliotecarios, etc.) trabajamos muchas veces conjuntamente con otros compañeros que geográficamente no están cerca y que realizan las mismas tareas. 

En el verano de 1997 comenzaba una aventura que nos trae hasta estas páginas, una idea germinada, quién sabe cuánto tiempo antes, en lo más íntimo de un apasionado de la música, su director Pedro Melguizo, que tuvo la oportunidad de compartir un sueño y la voluntad inquebrantable de verlo hecho realidad. El año anterior, una conversación en la terraza de un bar empezó a dar forma a un proyecto que bebía directamente del Womad –aquel invento de Peter Gabriel que nos acercó las músicas de todos los lugares del mundo– y empezó a alumbrarse en las noches del Pirineos Sur al calor de una reunión de amigos, pero tendría sus particularidades al fin y al cabo. Un festival con música, sí, mas no sólo de música. Una ocasión también para otras formas de expresión artística y un foro para el debate en torno a los derechos humanos y los movimientos sociales, un lugar para aprender, gozar y compartir.

Los encuentros étnicos en la Sierra Sur de Jaén arraigaron en Alcalá la Real y se celebran desde entonces cada tercer fin de semana de julio. Sus gentes los acogieron entre curiosas y sorprendidas, a veces recelosas, amables siempre. No tardaron en hacerlos un poco propios y permitir así que pudieran ir creciendo poquito a poco, incorporando miembros al equipo de la organización, diversificando actividades… A partir de la tercera edición, nuestra asociación Malión abre un espacio para la narración oral en el marco de esta fiesta de la cultura, una oportunidad magnífica para seguir de cerca esta arte nueva y vieja que recién habíamos descubierto. Lo hacíamos con una sesión al aire libre en el Parque de los Álamos, centro neurálgico del evento durante el día, compartida con los amigos que habíamos venido haciendo en nuestra corta trayectoria en este universo de las historias contadas de viva voz. Al cabo de dos o tres temporadas el festival había crecido de tal manera que la organización se hizo más compleja y se constituyeron diferentes áreas: foro, cine, narración oral, talleres, circo, ONGs, música, información y oficina, catering y transporte, escenarios, técnicos, ambientación…

versió en català

El festival EVA, En Veu Alta (En Voz Alta) se viene celebrando desde 2005 en la comarca del l’Alt Penedès, es por lo tanto un festival comarcal en el que participan hasta nueve municipios y en el que se celebran entre 25 y 40 espectáculos de narración, en su mayoría para público adulto, aunque en las últimas tres temporadas también se ha dado cabida al público infantil. En 2010 se unió un emplazamiento nuevo: Pradell de la Teixeta (Priorat), que este año ha cumplido 8 años. Ambos certámenes se organizan en el mes de junio y julio. En 2016 se añadió Gurb (Osona), en formato ciclo, con espectáculos a lo largo de todo el año. Y, este 2017, se suma el Monasterio de San Lorenzo de Guardiola de Berguedà. Este 2017 el Festival En Voz Alta ha entrado a formar parte como Festival estratégico de la Diputación de Barcelona. 

Por todo esto se puede afirmar que el EVA, más que un festival, es una familia de festivales.

El EVA es un festival con un formato original y una especialización contrastada que busca difundir la narración, la tradición oral y la fuerza de la palabra. Recoge las tradiciones y costumbres de los lugares donde se realiza, pero sin olvidar nunca los de otros rincones del mundo, siempre con un importante contenido tradicional e histórico que forma parte de la memoria y el patrimonio. La singularidad de la temática de los espectáculos implica también una localización especial: espacios únicos, que transmitan emociones y sensaciones de por sí.

En 1992 se celebró el primer Maratón de Cuentos de Guadalajara, un evento que ha sido y es determinante para comprender el resurgimiento de nuestro oficio en estas últimas décadas. Varias circunstancias tuvieron que suceder para que esta fiesta de la palabra naciera y se consolidara. 

Del origen del Maratón de Cuentos de Guadalajara

En primer lugar, y mucho antes de que la idea del Maratón de Cuentos se hiciera carne (o palabra), hemos de hablar del nacimiento del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara (SLIJGu a partir de ahora), un seminario en el que maestros, maestras y bibliotecarias se empeñaron desde principios de los años ochenta del pasado siglo en difundir la buena nueva de la Literatura Infantil y Juvenil y en animar a sus alumnos y alumnas para que leyeran más y mejor. Este seminario de literatura publicó la revista ¡Atiza! (38 números entre 1982-1993) y organizó las primeras jornadas nacionales de animación a la lectura y en ellas (hablamos del curso 1985) la narración oral tuvo una presencia relevante con pioneros en este oficio de la palabra como Pep Durán, Paco Abril, Federico Martín Nebras, Estrella Ortiz, etc. Como puede observarse, desde el primer momento la narración oral fue considerada como una de las estrategias estrellas para animar a leer.

Estas jornadas se fueron sucediendo a lo largo de los años (hasta 1994, un total de nueve encuentros dice la web del SLIJGu, pero hubo unos cuantos años más en los que el encuentro algo más diluido y el maratón convivieron, hasta completar trece encuentros, si no me equivoco) mientras, poco a poco, se iba difundiendo la noticia de la revitalización de la palabra dicha, cada vez más demandada en escuelas, bibliotecas y eventos vinculados al libro y la lectura.

Hay ocasiones en que la vida hace coincidir personas, intereses, necesidades e ilusiones. Cuando además alguna de las personas implicadas tiene la entrega, la generosidad y la convicción suficientes, es seguro que algún proyecto interesante cobra vida y se convierte en una experiencia inolvidable y enriquecedora. 

Algo así nos ocurrió con Ilda Fava, una actriz y directora de teatro argentina que tuvo que huir de su país a causa de la feroz represión de la dictadura. Hubo de abandonar familia y amigos pero supo seguir creciendo, crear más familia y más amigos a este lado del océano y continuar dedicándose a su profesión, que era una de sus pasiones. Después de varias escalas en España de mayor o menor duración, llegó a Jaén, donde también desarrolló su actividad como actriz y directora teatral y fue la promotora de varios grupos y talleres de teatro. Su preocupación por la expresión dramática y la necesidad de su revitalización en el curriculum escolar la llevó a conectar con personas del mundo de la educación con intereses comunes, docentes del ámbito de los movimientos de renovación pedagógica que tratábamos de incorporar a nuestra labor educativa los beneficios de la expresión artística.

Ya nos conocíamos de otras batallas, pero este nuevo impulso nos iba a hacer llegar un poco más lejos. Pronto nos dotamos de una estructura organizativa que nos facilitara la tarea a la que habíamos decidido dedicarnos, una asociación a favor de la expresión artística que ofreciera oportunidades de formación tanto en lo dramático como en lo plástico, lo musical… De esta manera surge Malión en el año 1995 y comenzamos a preparar y llevar a cabo encuentros, jornadas y cursos, con temáticas propias de la escuela y la formación artística que poco a poco fueron focalizándose en el folclore y la literatura de tradición oral, en el arte reinventado de los cuentos contados y la literatura infantil y juvenil. Conocimos a Simsalabim (Juan Ignacio Pérez Palomares y Ana Mª Martínez) y a Antonio Rodríguez Almodóvar, a Pepepérez y a Garzón Céspedes.

Pasado

Nunca habríamos imaginado que tras aquel Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz de 1989, en el que participábamos con nuestro galardonado espectáculo de teatro-danza Aerolitos, iban a cambiar tan radicalmente los horizontes de La Carátula. Fue a causa de un taller de narración oral escénica que impartía el cubano Garzón Céspedes, en ese FIT. 

Nos dice mi hermano Antonio al respecto en el libro del 30 aniversario de La Carátula: 

"El descubrimiento de ese arte escénico nos deslumbró. Nunca antes había podido ver, ni mucho menos experimentar, una manera tan directa de comunicar con un público, que dejaba de ser espectador, para hacerse tu interlocutor."

Efectivamente, ese fue el punto de inflexión que hizo que en todos nuestros espectáculos posteriores se utilizara, en mayor o menor medida, esa técnica tan versátil y directa, y que nos adentráramos en el enriquecedor mundo de la cuentería y la narración oral, que tantos y tan buenos amigos y experiencias nos ha brindado a lo largo de todos estos años. 

Tanto nos involucramos que, apenas unos quince meses después, organizamos en Elche y alrededores la I Muestra Iberoamericana de Narración Oral Escénica.

Los antecedentes del FIO están en esa Muestra (1991) y el Festival Iberoamericano de Narración Oral Escénica (1992). A partir de 1994 quisimos darle un carácter más amplio a esos certámenes y así nació el Festival Internacional de la Oralidad. 

En marzo* de 2013 se celebrará en Agüimes el XXIII Festival Internacional de Narración Oral Cuenta con Agüimes, el más antiguo de cuantos se celebran en el Estado Español en esta especialidad.

El Festival nació en el año 1991 como Encuentro Iberoamericano de Narración Oral Escénica. Su origen se sitúa en la presencia del narrador cubano Francisco Garzón Céspedes en el segundo Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes, celebrado en el mismo municipio grancanario. Era la primera vez que el público canario accedía a una función de narración oral, y quedó cautivado por el espectáculo. Tanto es así que se acordó con Francisco Garzón poner en marcha un festival específico de esta disciplina escénica. El narrador cubano llevaba años formando a cuenteros en toda Latinoamérica y había ya en el continente una cantera importante de narradores. Algunos de ellos se reunieron en Agüimes en 1991, dando nacimiento al primer festival de estas características que se celebraba el Estado español.