inglés

Hace mucho mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana, me encontraba enseñando inglés a   adolescentes chinos. Cada día tenían que estudiar inglés para poder cumplir los requisitos de visado de Australia. Había una actividad en especial en su rutina semanal que de verdad les interesaba. Cada viernes por la tarde los estudiantes se sentaban en el suelo sobre grandes cojines, se oscurecían las luces, se encendían las velas y el sonido de un cuenco tibetano les anunciaba que estaban a punto de embarcarse en un viaje al mundo mágico de los cuentos. Allí sentados, superábamos las barreras de las dificultades con el idioma y navegábamos a través del lenguaje universal de las historias. Era en este terreno fértil en el que los alumnos verdaderamente comenzaban a conectar entre ellos, conmigo y con la lengua inglesa. Y así es como me di cuenta de que los cuentos no son para irte a dormir, sino para despertarte.

Los cuentos estimulan los sentidos y las emociones a lo largo del recorrido que hacemos acompañando a los personajes y sus aventuras. Proporcionan un claro contexto de trabajo y estimulan la curiosidad y la imaginación. Todo esto hace que la experiencia de aprendizaje sea más memorable ya que ayuda a fijar los conocimientos sobre la lengua que se está aprendiendo en la memoria a largo plazo.

La narración oral siempre ha estado presente en la escuela. Los maestros de todos los tiempos han utilizado los cuentos para enseñar, aleccionar y cuando había suerte para entretener a sus alumnos.

En el grupo de trabajo de recursos de AEDA estamos convencidos de que la narración tiene mucho que ofrecer en el aula. Escuchar y contar cuentos es una experiencia que ayuda a mejorar competencias como la expresión oral, la lectura y la escritura, es una herramienta muy valiosa en el aprendizaje de segundas lenguas...

Sin embargo, más allá de todas estas cualidades nos gustaría rescatar todas esas otras que no son tan evidentes. Las diferentes experiencias que se han puesto en marcha hablan de la mejora de la escucha atenta, del intercambio dentro del aula, del respeto hacia los demás y sobre todo de la construcción de la identidad, porque, al fin y al cabo, todos somos las historias que contamos sobre nosotros mismos.

Por todo esto y para ayudar a todos aquellos docentes que quieran usar la narración en sus clases, en Aeda hemos creado una sección en nuestra web dentro de nuestra pestaña de formación. Dentro de Recursos de oralidad encontraréis: 

El boletín n.º 37 de noviembre de 2015 es un monográfico sobre narración oral en el aula coordinado por Sonia Carmona. Dentro de los artículos realizados para dicho boletín se encuentra esta entrevista que le hizo Raquel López Cascales a Toni Solano, profesor de lengua y literatura en ESO y Bachillerato.

toni15b

Buenos días, Toni, nos ponemos en contacto contigo porque hemos sabido de tu trabajo en el aula relacionado con la oralidad; en concreto con la utilización de los cuentos en tu asignatura de lengua y literatura. Como profesionales del arte de contar cuentos, nos llena de alegría y satisfacción conocerte a ti y a tus propuestas y queremos aprovechar esta nueva amistad para que nos hables de tu trabajo, de tu día a día. ¿Preparado? Pues, adelante.

 

¿Cuál es el primer recuerdo que tienes relacionado con los cuentos?

Recuerdo que de pequeño viajaba mucho con mi familia en tren y que mi padre siempre me llevaba antes a comprar cuentos para leer en esos largos recorridos, una lectura siempre acompañada del incesante traqueteo de los vagones sobre la vía. Eran cuentos clásicos de colecciones muy habituales de la época (Toray, Fher, María Pascual, Juventud, Sopena...) y también clásicos o novelas ilustradas, como las de Bruguera. Aunque somos una familia de origen humilde, en mi casa nunca han faltado los libros y mis padres siempre colmaron mis ansias de leer, algo que he intentado transmitir también a mis hijas, a las que sigo leyendo relatos antes de dormir.

Dedicado a Concha Breto y a cuantos maestros y maestras hacen de la narración oral una herramienta fundamental en el aprendizaje de sus alumnos y alumnas.

¿Hacer un artículo que recopile material bibliográfico sobre “Narración oral en el aula”?. Uff!! Tal vez sea un trabajo sesudo y difícil de leer. Os contaré mejor una vieja historia que espero os resulte menos rigurosa y más amena, aunque a la postre cumpla el objetivo previsto: mostrar un listado de publicaciones que sirvan como material de referencia para el trabajo de la narración oral en la escuela.

No estarán seguramente todas las que son, pero creo que sí son todas las que están. Por eso quiero pedir disculpas anticipadas ante las posibles omisiones, fruto de mi ignorancia. Cualquier reclamación en ese sentido servirá para cumplir el segundo objetivo propuesto: incorporar en el futuro a este listado las propuestas que surjan por parte de los potenciales lectores de este antiartículo, preartículo o como demonios pueda llamarse esto.

Por último, quiero dar gracias especiales a las personas que me han orientado o ayudado en la recopilación del material, en especial a Concha Breto y Carmen Carramiñana.

Pero basta de preámbulos y vamos a lo que nos ocupa.

Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, allá por el año 2015 de nuestra era, una joven maestra llegó de manera un tanto precipitada a un pequeño pueblo perdido en la montaña dispuesta a ejercer su oficio en la escuela del lugar. Un fatal accidente había segado la vida de su antecesor y la llamada para cubrir el puesto vacante le había cogido por sorpresa. Aquel sería además su primer e inesperado destino, pero la joven llegaba a él con toda su ilusión y deseosa de poner cuanto antes en práctica todo lo aprendido en sus años de magisterio. No le importaba, además, encontrarse con una escuela fuera de lo común, donde los alumnos de distintas edades compartirían aula y maestra: ya sabía que aquello era bastante habitual en muchos pequeños pueblos que, como el de su destino, tenían una población muy reducida de jóvenes en edad escolar.

Hace ya siete años, casi en los comienzos de nuestra biblioteca escolar, buscábamos libros para leer de manera conjunta en las aulas y pensamos que para los últimos cursos estaría bien leer Alfonsina, de Pepe Maestro, publicado por Palabras del Candil, una editorial local que nos facilitó que el autor viniera al colegio a contar la sesión de donde procede este libro (sus historias fueron primero contadas y después Pepe Maestro las escribió). 

En aquella ocasión era un libro el protagonista de nuestra primera visita de autor. Como habéis podido ver en el enlace, también invitamos a Lourdes Quesada, la ilustradora de Alfonsina, con la que el alumnado de 5º y 6º de Primaria hizo un taller y se acercó más al mundo de la ilustración.

Alfonsina se convirtió en el libro estrella de los mayores, se hablaba de él, de cómo contó las historias Pepe Maestro después de que ellos las hubieran leído, del resto de historias que no están en el libro pero sí en el repertorio del autor... Y todavía hoy, siete años después, es un título al que les encanta acercarse.

En definitiva, creímos que la experiencia había valido la pena, que relacionar la narración con las historias escritas era la mejor animación a la lectura que podíamos hacer, que antes y después de que nos visitara el autor/narrador elegido sus libros eran prestados, leídos, trabajados, disfrutados, comprados, comentados, recordados...

Pensamos que merecía la pena esta propuesta y decidimos repetir la experiencia con otros narradores que, además, fueran autores, porque esto planteaba algunas ventajas interesantes:

El 27 de junio de 2015 el narrador, escritor y maestro Xabier P. DoCampo pronunciaba la conferencia inaugural de la I Jornada de Narración Oral y Lectura que se celebraba en San Millán de la Cogolla, dicha conferencia (llena de jugosas reflexiones) se concluía con la siguiente afirmación: 

"Los cuentos son lo más grande que hay en el universo, nada los supera y nada los hace prescindibles, por más que parezcan siempre innecesarios, y esto es así porque ellos contienen la totalidad del saber humano. Nada hay en el conocimiento humano que no esté en un cuento. (...) El que más cuentos conoce es el más sabio, aquél que sepa todos los cuentos albergará en sí toda la sabiduría del universo y del tiempo."

Si esto es así (y yo desde luego bien creo que pueda serlo) no ha de extrañarnos que el cuento haya estado siempre vinculado a la escuela y al aprendizaje. Como muestra para reafirmar esto que digo valga este enlace con un listado de recopilaciones de cuentos tradicionales hasta 1850 en España: la gran mayoría tienen una voluntad didáctica o son colecciones de exemplum para ejemplificar (y dar validez a) ideas, pensamientos, conocimientos... Pero no es una cosa propia de la tradición hispana, los grandes y viejos clásicos con recopilaciones de cuentos (como el Panchatantra) también parecieron ser escritos con esta voluntad, veamos si no el caso de Esopo (S. V a. de C.), esclavo de Janto y maestro de sus hijos, quien tuvo claro el poder de las historias para "educar deleitando" y parece ser que acabó inventando (o recopilando, que este asunto no está claro) unos cuantos centenares de fábulas que le facilitaron la tarea de enseñar a sus alumnos.

Conferencia de Xabier P. DoCampo con la que inauguramos la I Jornada de Animación a la Lectura y Narración Oral que celebramos el pasado 27 de junio de 2015 en San Millán de la Cogolla (La Rioja)

  

Introducción

La narración oral no tiene ni puede tener en ningún caso, ni siquiera como acto didáctico, su fin último en la lectura, sería tanto como desposeerla de su carácter propio para convertirla en mero instrumento didáctico. Otra cosa muy distinta es que tenga una gran relación con la lectura y, lo que es más importante, que tenga, como tiene, una serie de elementos constitutivos coincidentes con los de la lectura. 

Un amplio número de actividades de animación lectora en las que muchos de los aquí presentes hemos participado, e incluso hemos creado, han tenido por centro el valor de la narración oral como instrumento para enviar al oyente al paraíso de la lectura, a ese lugar en el cual le aguardaba la felicidad que deseábamos para su vida posterior: convertirse en un leal y fiel cofrade de la congregación de los adoradores de la letra impresa.

En mi caso ha debido pasar el tiempo y me ha sido necesario distanciarme de mi práctica docente diaria para poner en duda y, hoy en día, rechazar que el papel de la narración oral en el ámbito educativo o, mejor dicho, formativo de niños y jóvenes sea el de encuadrarla en las actividades de animación a la lectura. Fue largo mi camino hasta aprender que la narración oral con quien se relaciona directamente es con la escritura antes que con la lectura, ya que quién de verdad se relaciona con ésta es el acto de escucha.

Más artículos...