Conferencia impartida por Concha Breto y Pilar Gracia en la II Jornada sobre Narración Oral y Lectura organizada por AEDA el 4 de julio de 2016.

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La biblioteca escolar del C.E.I.P. “Parque Europa” de Utebo (Zaragoza) es todo el centro, y son todos los que trabajamos, vivimos, aprendemos y soñamos en él: profesor@s, trabajador@s, alumn@s y familias. Es un lugar y muchos a la vez, es y son todos los espacios (biblioteca, aula, hall, pasillo, escalera, salón de actos, parque, recreo, gimnasio,…) en los que habita un libro vivo: un libro que se lee, con el que se juega, se crea, que genera escritura... La biblioteca es uno de los ejes dinamizadores de la vida de nuestra comunidad escolar; un proyecto que ha ido creciendo y consolidándose a lo largo de los años, pero no por ello exento de dificultades y amenazas. Mostraré desde el rol de coordinadora, sin ánimo de sentar cátedra, los puntos sobre los que se asienta nuestro proyecto; sabedora de que cada contexto escolar cuenta con unas peculiaridades únicas, aunque sus protagonistas siempre sean los mismos: los libros y su disfrute. Quizá en el transcurso de la lectura de la experiencia, cada uno de los lectores encuentren sus propias claves para su proyecto de animación lectora, yo no las tengo; en nuestro centro tenemos palabras mantra que nos repetimos, palabras que recogen experiencias e ideas, palabras sobre las que giramos una y otra vez… Os propongo que vayáis anotando esas palabras que vayan surgiendo en vuestro interior fruto de la lectura, al final quizá nos encontremos alrededor de las mismas. Vamos allá…

Texto de la conferencia inaugural de la III Escuela de verano de AEDA a cargo de de Juan José Prat Ferrer, profesor del IE University.

 

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1. El oficio de contar

La Real Academia define oficio como “ocupación habitual” y también como “profesión de algún arte mecánica”; profesión es el “empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que recibe una retribución. El arte de contar, que no es una arte mecánica, es, pues, un oficio, pero aún más, es una profesión cuando el narrador oral vive de su arte. Porque la narración oral es un arte; volviendo a la Real Academia, vemos que define arte como “manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros” y también “conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo”. 

La Real Academia no define lo que es arte escénica, con lo que es una cuestión que se debe decidir y después defender la decisión. Por lo general, las artes escénicas se cataloga en dos grandes grupos: teatro y circo, por un lado, y música y danza, por otro. La página web del ayuntamiento de Valladolid , por ejemplo, coloca las pestañas de esta manera: cultura > artes escénicas > narración oral.

Fran Pintadera entrevista a Félix Albo

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El entrevistador quería música y el entrevistado nos hace esta sugerencia,

 

Hace poco más de 10 años que escuché cuentos sobre un escenario por primera vez. Era en el Festival Etnosur, donde había caído siguiendo el ritmo de las músicas del mundo. De pronto vi a un grupo de gente alrededor de un pequeño escenario y decidí quedarme a comprobar qué ocurría. Un hombre grande y de prominente barba negra contaba historias de una manera que jamás había escuchado. No sé si fue fruto del calor de Jaén, de llevar varios días de festival durmiendo poco y de cualquier manera o de qué extraño motivo, pero hubiera jurado que las historias se me metieron adentro y se tambalearon de un lugar a otro de mi cuerpo. Sin duda, algo sucedió, porque unos años después era yo el que se subía a un escenario y hacía de la palabra una manera de estar en el mundo. El día en que tomé la decisión escribí un correo dirigido al señor grande y de barba negra para compartir la euforia inicial. «Muchas gracias por escribirme, por contar, por animarte», me contestó. Varios años después seguimos contando y sin dejar desfallecer los ánimos. Con la euforia ya en calma tras el paso del tiempo, pero con la alegría intacta, me encuentro con el señor grande y, ahora, de barba perfilada: Félix Albo.

El 5 de julio de 2016 a las 18,00 comenzaba la III Escuela de verano de AEDA con una conferencia impartida por el porfesor, estudioso y folclorista Juan José Prat Ferrer. Aquí os compartimos los completísimos materiales recopilados por el ponente previos a la conferencia.

 

La literatura de investigación sobre el cuento y otros tipos de narración de tradición oral o escrita es abundante y lleva desarrollándose de manera continua desde inicios del siglo XIX. Mi contribución a esta línea de investigación, además de algunos artículos sobre la historia de la folclorística y oratura, fue  la publicación del libro titulado Historia del cuento tradicional en el año 2014. Este libro es un estudio de la transmisión de textos, según la documentación escrita de que  podemos echar mano, desde los papiros egipcios a nuestros días, tanto dentro de la tradición literaria del cuento tradicional como en relación con las recopilaciones folclóricas.

Aunque en esta obra hacía algunas referencias a lo que se había escrito sobre el arte de contar en diversas épocas, quedaba por realizar un estudio centrado en las cuestiones que atañen al arte de contar, dejando de lado el análisis del contenido y del estilo, y por tanto, me propuse orientar mis energías hacia esta temática. Para evitar un punto de vista demasiado centrado en lo que un investigador universitario pueda decir desde su escritorio, cosa que acaba siempre en un tratado normativo, me dediqué a investigar cómo los propios narradores orales conciben este arte para así elaborar un tratado mucho más descriptivo. Para abordar esta cuestión, entre 2011 y 2013 realicé una encuesta a los narradores orales que trabajan en lengua española. La encuesta que les presenté era bastante larga; comprendía dieciséis secciones que cubrían cuestiones sobre: 1) identidad 2) experiencia, 3) repertorio, 4) creación, recreación y adaptación, 5) duración de los relatos, 6) preparación previa a las sesiones, 7) duración del proceso creativo, 8)  memoria y ensayos, 9) contrataciones y relación con establecimientos, 10) tipos de público, 11) actuación y discurso,  12) memoria y recreación (improvisación), 13) otros elementos y ayudas, 14) relación narrador-público, 15) elementos teóricos, 16) tradicionalidad. De unos seiscientos cincuenta narradores a quien solicité su colaboración, participaron más de ciento cincuenta, representando a todos los países de habla española; colaboraron también un francés, dos italianos, un portugués, un brasileño y un marroquí. Debo decir que la mayoría de los narradores contestó a casi todas las preguntas, con interesantes comentarios y meditaciones. Unos cien proporcionaron respuestas bastante elaboradas, compartiendo con generosidad su experiencia y sus opiniones. Además, hubo un seguimiento con más preguntas sobre el oficio, repertorio y relación con organizaciones en la que participaron un número significativo de narradores.  

Contar a dos voces no es fácil. Al menos a nosotros no nos lo parece. Hay que pactar todo con el otro. Hay que hacerse preguntas y resolverlas de común acuerdo. Es como una película con dos directores. Hay que tener una misma mirada en el trabajo final. A pesar de la complejidad vivimos enamorados de esta forma de contar.

Cuando contamos a dos voces las historias nos piden ser contadas de una manera u otra. 

 

Cuando la voz narrativa es solo una

En ocasiones la voz narrativa es una, nos pasamos el cuento de una boca a otra sin problemas porque la historia lo pide así. A lo largo de estos años nos hemos dado cuenta que cuando hay un personaje muy potente en torno al cual gira todo es bastante habitual que elijamos esta forma de narrar. Sirvan como ejemplo los niños de Cuando a Matías le entraron ganas de hacer pis la noche de Reyes o Un culete independiente. Lo que a cualquiera de los dos les ocurre va pasando de la boca de uno a otro de nosotros de una manera muy orgánica. El espectador no es capaz de identificar a ninguno de estos dos personajes como único de alguno de nosotros.

En el año 2006 yo todavía contaba a dos voces: tenía la suerte de compartir escenario y trabajo diario con mi amiga Mariel Ortiz. Quizás fue por eso que las Bibliotecas Municipales de Rivas Vaciamadrid pensaron en nosotras para realizar una actividad encaminada a contar cuentos entre varias personas. 

La idea del festival 'Lloviendo cuentos' era dedicar la primera tarde del festival a una sesión de cuentos contados a dos voces o más, en uno o en más idiomas. Mariel y yo nos pusimos a la tarea y realizamos un taller con el que preparar dicha sesión de cuentos. En estos talleres había ciertas cuestiones sobre las que hemos venido insistiendo año a año ya que eran los retos mayores para los nuevos contadores: 

  • Contar, no hacer teatro: muchas familias llegaban con la idea de repartirse los papeles del cuento y representar la historia transformándola en una pieza teatral. Entender la diferencia entre narrar y actuar era una de las primeras cuestiones en las que hacíamos hincapié. 
  • Confiar. Contar a dos voces requiere grandes dosis de confianza en ese otro que está contando contigo. Estar en el escenario sin decir nada, disfrutando de lo que cuenta el compañero, no es nada fácil. Cuando el compañero es tu hijo o hija la cosa se complica en extremo. A los orgullosos progenitores nos cuesta mucho tener la paciencia suficiente. En cuanto el pequeño del dúo se demoraba un poco en su silencio, el padre o la madre empezaba a realizar preguntas: ¿y qué pasó?, ¿y qué hizo tal o cual personaje?, ¿lo cuento yo?... Algo que entre adultos nos parecería muy poco respetuoso, se repite en estos dúos una y otra vez. Respetar al otro y sus tiempos y compartir con los hijos un espacio de igual a igual es una experiencia muy enriquecedora para ambos. 
  • Por encima de todo, disfrutar: subirse al escenario es una exigencia muy dura y, sin duda, supone un gran nivel de exposición, a veces por la insistencia de los padres, pero a veces también fruto de los mismos niños y niñas, los participantes terminaban estresados, ensayando muchas horas, preparando grandes producciones que terminaban por arruinar el sentido de la sesión: pasar un buen rato compartiendo historias.
  • Trabajar la sesión de cuentos como un montaje conjunto, no como una sucesión de cuentos. Desde el principio trabajamos con las familias para consensuar algún elemento común en los cuentos, alguna introducción que diera cohesión a las sesiones. 

Unpuntocurioso surgió en octubre del año 2013. Con el cierre del Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil en Salamanca decidimos emprender una aventura contando con el trabajo que ya realizábamos en relación a la promoción de la lectura y añadiéndole mucha ilusión, curiosidad y creatividad. El nombre surgió tras darle muchas vueltas a que la curiosidad era el motor de nuestro trabajo y que todo comenzaba desde un punto y seguía con él: puntos de vista, puntos seguidos, puntos suspensivos…

Crear una empresa de manera conjunta nos lleva a contar juntas. Somos dos personas muy diferentes con gustos lectores, musicales… distintos, que nos complementamos muy bien en un punto curioso: en el fomento lector. Unir lo que es cada una, da lugar a lo que hemos creado, Unpuntocurioso. El que tengamos gustos distintos enriquece mucho y amplía el abanico de posibilidades, además de estar constantemente aprendiendo la una de la otra. Eso es lo que hizo que llegáramos a contar juntas y sea, entre otras, una de las líneas de nuestro trabajo.

 

Contar en grupo

Cada una aporta un punto de vista personal y emocional que se complementan muy bien. Expresividad, sutileza, ritmo, silencio, van uniéndose en dos voces y provocando en el público que escucha distintas sensaciones que además despiertan continuamente su atención y le animan a estar atento para ver cuál va a ser el siguiente estímulo. 

Nuestro proceso creativo para elaborar una sesión de cuentacuentos se basa 100% en nuestra metodología: está muy presente el folclore, los libros (lectura en voz alta, jugar con ellos, convertirlos en títeres…), la música, la creatividad y lo digital. La suma de todo, es lo que da vida a ese hilo conductor y convierte el cuentacuentos en un momento de afecto, de participación, de diversión, de comunicación, donde todos tenemos mucho que contar. 

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