Con motivo del boletín n.º 36 de AEDA, un monográfico sobre el panorama de narración oral en Argentina, pedimos a Fer Narradora que entrevistara a Ana María Bovo.

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Comparto aquí una entrevista a Ana María Bovo, quien es una referente destacada de la narración oral en Argentina y en mi vida profesional, ya que fue mi maestra y quien me inició en este arte. 

 

¿Cómo y cuándo empezaste a contar?

Casi sin darme cuenta, me hacía cargo del anecdotario familiar en la sobremesa de las reuniones hogareñas, y luego lo empecé a hacer regularmente como docente en mis tempranas épocas de maestra jardinera [de Educación Infantil]. Descubrí el placer que nos causaba, a los chicos y a mí, contar y escuchar historias.

 

¿Cuándo se transformó en una actividad profesional en tu vida?

Mucho más tarde. Estudié Ciencias de la Información y luego Teatro. Un puntapié inicial, un gran estímulo, fue la visita del gran narrador iataliano Marco Baliani, que vino a dar un curso a la Argentina. Empecé -como lo hacía él por entonces- a contar en los colegios. Poco a poco, la demanda de que volviera a hacer una segunda presentación, se fue acrecentando, hasta que este oficio requirió de todo mi tiempo.

 

¿Cómo ves el arte de narrar hoy en Argentina?

Hay un efecto "contagio" por ejercer la actividad, por dar talleres, por la necesidad de formarse, y se realizan numerosos festivales en todo el país. El problema que a veces se presenta es que la narración oral parece una disciplina, una expresión artística muy accesible, cuando en realidad es de una complejidad enorme. Lo que nos falta -me parece- es tomar más conciencia de la necesidad del ensayo, de la repetición de un repertorio hasta lograr afianzarlo haciendo muchas, pero muchas funciones con los mismos cuentos, privilegiando la calidad expresiva de esos a la constante innovación de un repertorio.

 

¿Quiénes fueron tus referentes en narración oral y quienes lo son hoy?

Si se trata de narradores espontáneos, cercanos, siempre pongo primero en la lista a mi papá, luego a mi tía Anica, de Almería, España. Entre los profesionales, a Baliani, como dije antes, al mexicano Eraclio Zepeda, a Juan Rulfo narrando sus propias historias, a una decidora como lo fue Lola Flores, híper expresiva e intensa, a la actriz argentina Ana Yovino, que es de una expresividad tan sutil como intensa.

 

¿Qué tiempo te lleva preparar un cuento o una historia para contar?

A veces elijo un cuento y lo  dejo reposar mucho tiempo. Lo retomo, lo improviso, lo ensayo un tiempo y luego lo "abandono" para recordarlo, añorarlo y después, finalmente, tomo la decisión de encararlo de una vez y para siempre. Los más difíciles de adaptar e interpretar, son los que luego me acompañarán siempre.

 

¿Qué les sugerirías a los narradores que quieren hacer del contar su vida? 

Que persistan en perfeccionar un repertorio. En cualquier rama del arte, es la repetición, la búsqueda de la perfección, lo que permite luego el vuelo y la libertad.

 

¿La narración está más cerca del teatro o del cine?

En mi caso personal, utilizo y mezclo sistemas narrativos del teatro y del cine para aplicarlos a los relatos orales. Para potenciar la sensorialidad del universo que se está narrando, y que el público diga después "vi todo", "sentí el perfume". Y para quien narra queda ese bello misterio de preguntarse qué es lo que vio cada una de las personas que estuvieron. Una imaginación inasible, pródiga.  Un mérito conjunto entre el que narra y el que escucha.

 

Entrevista a Ana María Bovo, por Fernanda Gómez
22 de septiembre del 2015